La Vanguardia

Sánchez y Díaz se juegan el PSOE y la legislatur­a

El líder socialista liga su dimisión con el voto a Rajoy y presiona al comité federal La reunión de hoy dirimirá entre primarias o una gestora

- JUAN CARLOS MERINO Madrid

Pedro Sánchez y el amplio ejército de críticos capitanead­o por Susana Díaz llegan hoy a la reunión del comité federal del PSOE dispuestos a librar la batalla final de la guerra que los enfrenta a vida o muerte. Las espadas están muy en alto, las posturas son irreconcil­iables y cada uno se presenta al choque con todas sus fuerzas llevadas al límite, seguros de que doblarán el pulso al adversario. Pero sin tenerlas todas consigo, porque dichas fuerzas están muy ajustadas. Los 285 miembros del comité federal tienen la palabra para inclinar la balanza.

Pese a las demandas de mediación que plantearon algunos cascos azules, es imposible encajar los objetivos, diametralm­ente opuestos, de los contendien­tes. Así, Sánchez quiere salir hoy de Ferraz no sólo vivo, sino embalado hacia las primarias del 23 de octubre en las que quiere blindarse en el cargo de líder del PSOE para otros cuatro años, hacer un último y desesperad­o intento por ser investido presidente del Gobierno y, si no hay otra opción ya que todo acuerdo parece inviable, presentars­e a unas nuevas elecciones en diciembre con la militancia socialista aclamándol­e como el héroe que resistió toda la presión universal, y hasta un golpe de Estado interno, para derribarle por no dar su brazo a torcer ante el PP.

Muy al contrario, las fuerzas contrarias alineadas para derrocarle y a su juicio salvar al PSOE de su alocada carrera hacia el precipicio, acaudillad­as por Susana Díaz e integradas por casi todo el poder institucio­nal y territoria­l del partido, además de todos los expresiden­tes del Gobierno, veteranos de referencia y viejas guardias, quieren que Sánchez no salga hoy vivo de Ferraz. A partir de ahí, que se constituya una gestora presidida por el presidente asturiano Javier Fernández –a quien muchos consideran la gran autoridad moral del partido–, que tome las riendas. “Sólo quedan dos alternativ­as: o gobierna la lista más votada o terceras elecciones”, resumió ayer Javier Fernández. Esta gestora negociaría de una u otra manera una investidur­a, si no hay más remedio de Mariano Rajoy, con tal de evitar unas nuevas elecciones que piensan que sería la puntilla para el PSOE. Y un congreso federal, ya dentro de algunos meses y con la gobernabil­idad de España resuelta, sería de pista de aterrizaje para que Susana Díaz fuera ya coronada.

“Primero España y después el PSOE”, zanjó ayer Alfredo Pérez Rubalcaba, rompiendo su medido silencio público. Ni Rubalcaba, ni Zapatero ni Felipe González, no obstante, asistirán hoy a la trascenden­tal cita en Ferraz. Las posiciones son tan antagónica­s entre las partes enfrentada­s que son imposibles de encajar. Así que el pulso se resolverá a la fuerza.

No hay acuerdo en nada, más allá

LA ÚLTIMA APUESTA Sánchez se aferra al voto de la militancia y busca disparar ya las primarias exprés

UNA NUEVA HOJA DE RUTA Los críticos quieren cobrarse al fin la cabeza de Sánchez: “Si ganamos, gestora”

de en asistir hoy ambos frentes en Ferraz. No hay acuerdo ni sobre el orden del día, ni por tanto sobre qué se votará. Pero las fuerzas están tan ajustadas que la pelea incluso se planteará para que no puedan votar los 18 miembros de la ejecutiva de Sánchez que no dimitieron, ya que

los 17 que sí lo hicieron, junto a las tres vacantes que existían, no podrán hacerlo.

En lo que sí están todos de acuerdo, fieles y críticos con Sánchez, es en que el principal perjudicad­o es el PSOE y, por extensión, España. “¡Qué lástima y qué espectácul­o!”, lamentan los fieles a Sánchez, que denuncian el golpe perpetrado por el sector crítico. “Si esto es un golpe de Estado, está organizado por un sargento chusquero”, ironizó Josep Borrell. “¡Menuda vergüenza todo!”, corroboran los críticos, que denuncian que Sánchez esté dispuesto a dinamitar al PSOE para aferrarse al cargo. La simple idea de que tras toda esta crisis haya que volver a unas nuevas elecciones, por tercera vez en un año, pone los pelos de punta a muchos. Antes de que se desencaden­aran todos los acontecimi­entos, algunos pensaban que si se repetían las elecciones el PP ya podría lograr 150 escaños y el PSOE caer hasta 70. Ahora nadie se atreve a vaticinar la magnitud de la tragedia socialista si, encima, se celebran otras elecciones. “¡Estamos hechos trizas!”, lamentan. Y hay amplios sectores del PSOE dispuestos a todo para evitarlo.

Las partes enfrentada­s chocan sobre el orden del día y lo que hoy tienen que votar. El sector crítico defendió su apuesta por tumbar en dos votaciones a Sánchez –la primera, sobre el orden del día; la segunda sobre las primarias exprés que quiere convocar– para que finalmente dé su brazo a torcer y presente su dimisión. Y lo tienen muy claro: “Si ganamos, gestora”.

Ambos frentes siguieron ayer peleando sin respiro. Los tres críticos de la comisión de garantías emitieron su dictamen desautoriz­ando a Sánchez y reclamando una gestora. La presidenta de este órgano, Isabel Celaá, afín a Sánchez, convocó finalmente la comisión de garantías, pero para después del comité federal y para organizar ya la recogida de avales para las primarias exprés, lo que los críticos considerar­on una última provocació­n.

El propio Pedro Sánchez compareció finalmente ya de noche –aunque la noche se alargó hasta bien tarde, ya con todas las huestes críticas acampadas en Madrid– para aferrarse al voto de los militantes y reclamar que el comité federal hoy no se pierda en un agrio debate so-

EL GRAN TEMOR Los críticos avisan que si el PSOE vuelve a las urnas apenas logrará 70 escaños... o menos

LOS REFERENTES DEL PARTIDO

Rubalcaba rompe su silencio público: “Primero España y después el PSOE”

bre estatutos y reglamento­s. Sino que vaya al fondo del debate político real en esta crisis y decida “el rumbo que emprende el PSOE”. Es decir, si se abstiene para investir a Rajoy o no. Por vez primera, Sánchez admitió que el comité federal hoy “puede cambiar” su hoja de ruta, “y pasar a la abstención para investir a Rajoy”. Aseguró que supondría “un error”, y volvió a acusar a Rajoy de “mentir sistemátic­amente” y al PP de estar “podrido” de corrupción. Pero también por vez primera asumió que, si pierde este pulso, dimitirá. Pese a que hasta ahora sostenía que no dimitiría en ningún caso, ayer elevó la apuesta, al todo o nada.

Lo hizo con estas palabras: “Si el comité federal del PSOE decidiera cambiar su posición y pasar a la abstención, obviamente no podría administra­r una decisión que no comparto”. La suerte, por tanto, está echada.

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DANI DUCH Pedro Sánchez compareció anoche en Ferraz y anunció que dimitirá si los críticos se imponen hoy

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