Recuperar la comprensión
Mollet del Vallès. Escola de Policia de Catalunya. Una sala con capacidad para más de trescientas personas, casi llena. Sobre una mesa, cincuenta y dos Curs de llengua catalana, nivell C, libros ofrecidos gratuitamente a la audiencia y ya obsoletos (¡malditos diacríticos!). Y un solo blanco de las miradas policiacas y periodísticas: el exdiputado de la CUP, David Fernàndez.
“Patética y lamentable”, habían dicho sobre la presencia del activista social en la mesa redonda. Este escepticismo y las miradas afectan a Fernàndez. Se le nota tenso, por los gestos, antes de empezar la mesa redonda: La mediación en la Policía de la Generalitat, vivencias de contraste. “¿Habrá recibido críticas también de los suyos?”, se pregunta un fotógrafo. Ya pueden decir misa, pues el exdiputado acude en consecuencia: en la comisión de estudio sobre las balas de goma del Parlament, la CUP defendió la mediación para evitar conflictos en actos de protesta.
Tras el 15-M, cuerpos policiales y activistas sociales han dedicado años para que la mediación sea una herramienta primordial. “Si hace cuatro años alguien nos hubiera dicho que pasaría esto, habría dicho que vivimos en Narnia”, reconoce sentado al lado del jefe de la Brigada Mòbil, Carles Hernández, y Xavier Pastor, jefe de Mediació de los Mossos, aparte del presentador, Eduard Sallent. Los agentes hacen autocrítica y reconocen errores en las manifestaciones. “Ahora somos más selectivos y hacemos intervenciones quirúrgicas”, asegura Hernández.
Fernàndez quita responsabilidades a la policía, pero acusa a los políticos. Señala al exconseller de Interior Felip Puig. Después a Assumpta Escarp: “En Sants, el intercambio de errores fue absoluto”. El asunto terminó a golpes: “Quien quería una intervención rápida y ‘limpiar’ fue la responsable política, mientras que quien ponía el sentido común al decir que ‘eso durará hasta las dos o hasta las tres y se marcharán’ fueron los Mossos”. Assumpta Escarp (PSC), que a última hora ha excusado su ausencia, era la responsable de seguridad en Barcelona hace seis años, en el 2011.
“Lo más inútil es hacer siempre lo mismo y esperar resultados diferentes”, remarca Fernàndez en consonancia con Hernández. Apretón de manos al final del acto. Y lo que queda claro: que la apuesta mediadora es la más democrática y que hace falta ponerse en la piel del otro para recuperar el diálogo y la comprensión.