La Vanguardia

Los podios, para el ciclismo o el atletismo

- Quim Monzó

La revista Rolling Stone ha publicado la lista de los cien mejores programas de televisión de todos los tiempos. De los cien mejores programas según su considerac­ión y la de las personas que les han ayudado a confeccion­arla, claro. La lista, explican, se ha hecho a partir de estrictos criterios de calidad, hecho que tranquiliz­a porque, si lo hubieran hecho a partir de estrictos criterios de mediocrida­d nos hubiéramos podido encontrar con vete a saber qué. La mayoría de los programas son series, pero hay también shows que aquí hemos conocido de soslayo: Saturday night live, Late night with Conan O’Brien, Late night with David Letterman, The tonight show with Johnny Carson, The Ed Sullivan show, The Bob Newhart show...

El número uno de todo eso es –según ellos, repito– Los Soprano. En segundo lugar, The wire y, en tercero, Breaking bad. Esta serie no me interesó especialme­nte –me sabe mal no estar a la altura de sus fans– pero las otras dos sí. Me gustaron mucho. ¿Sería yo capaz de decir que Los Soprano es la mejor de todas y The wire la segunda? ¿Por qué tendría que hacerlo? Podrían haberlas colocado al revés (The wire la primera y Los Soprano la segunda) y el veredicto me parecería igualmente incomprens­ible. Cómo les gusta, a algunos medios de comunicaci­ón, establecer podios y situar las cosas (programas de televisión, novelas, canciones) en una lista supuestame­nte canónica. A usted le puede gustar más The wire y a su vecino del tercero segunda, Los Soprano. No sé si esta manía enfermiza nace del mundo de los deportes o del festival de la canción de Eurovisión, acontecimi­ento donde el objetivo final parece ser, siempre, ver quién gana. Pero las series no compiten entre ellas sino con ellas mismas para, si es posible, conseguir ser excelentes. Disfruté con The wire y con Los Soprano y disfruté también con Mad men y Twin Peaks (que están en los puestos 4 y 17 de la lista, respectiva­mente). No creo que haya nadie capaz de negar que Twin Peaks significó una revolución nunca vista en la narrativa televisiva, al mismo nivel que, de otra manera, lo fue The wire. En el puesto 29 está Monty Python’s Flying Circus, que –desde finales de los años sesenta hasta mediados de los setenta– sacudió los esquemas de la pequeña pantalla hasta dejarlos irreconoci­bles para siempre. ¿En el puesto 29, sólo? Y, por cierto, L’escurçó negre no aparece por ningún lado. ¿Cómo se entiende este olvido?

Siempre, siempre, siempre la obsesión por decidir el número uno y ceñirle una corona de laurel. Quien sea capaz de decidir cuál fue el mejor polvo de su vida debe de haber follado poco o mal, si tan claro lo tiene. A lo largo de la vida los hay memorables, ¿pero sería usted capaz de otorgar un número de clasificac­ión a cada uno de ellos? Yo no.

¡Los cien mejores programas de tele de todas las épocas!; clica aquí y te los diremos

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