El Gobierno dice que no puede ratificar el acuerdo de París y culpa al PSOE
La UE aprueba por la vía rápida su adhesión al tratado contra el cambio climático
La ministra en funciones de Agricultura y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, afirmó ayer que España no puede ratificar el acuerdo de París contra el cambio climático y culpó tácitamente al PSOE, al que pidió que “desbloquee” la situación política española y facilite un gobierno para hacer posible esa ratificación.
La ministra García Tejerina destacó que el Gobierno “ha avanzado todo lo que administrativamente puede avanzar” para refrendar el acuerdo de París (que requiere su aprobación en las Cortes) y que aunque existe consenso sobre su ratificación, no se puede llevar a cabo mientras el Ejecutivo esté en funciones. “Los servicios jurídicos nos dicen que no es posible”, sentenció mientras resaltaba que el Ejecutivo trabaja en una hoja de ruta que cumplir el pacto internacional. Hay “otros sesenta acuerdos esperando” (como los presupuestos del Estado) condicionados por esta provisionalidad, esgrimió.
El PSOE y Equo-Podemos han registrado en el Congreso sendas proposiciones no de ley en las que piden al Gobierno la urgente ratificación del tratado de París, previa tramitación en las Cortes. “Está bien que el PSOE haya planteado esto, pero lo que debería plantear es la necesidad imperiosa que España tiene de tener un gobierno. Está en su mano precisamente desbloquear la situación, que haya un gobierno, que España pueda ratificar el acuerdo de París y lo antes posible ser una de las partes”, añadió la miciones nistra. Las declaraciones fueron rebatidas por Teresa Ribera, ex secretaria de Estado de Cambio Climático con el PSOE. “Si llevan al Congreso el proyecto de ratificación, tendrán la aprobación; hay acuerdo total. Lo que ocurre es que no les da la gana hacerlo. Son excusas” dice Ribera, quien ve aquí más presión contra el PSOE.
Mientras, los ministros de Medio Ambiente dieron ayer luz verde a que la Unión Europea ratifique, como bloque, el acuerdo de París (que persigue limitar el calentamiento del planeta), pese a que la mayoría de Estados miembros no han finalizado sus procedimientos nacionales. Y está siendo una tramitación por la vía rápida. Así, se subsanaron las desavenencias con Polonia –principal escollo de la negociación– que había puesto serias obje- a la metas sobre reducción de gases para el año 2030. “Acuerdo. Día histórico”, sentenció en Twitter Miguel Arias Cañete, comisario de Energía y Acción Climática. Sin embargo, el proceso europeo de ratificación exprés no ha acabado. El Europarlamento debe dar su consentimiento (en una votación el martes día 4 de octubre) y luego, el Consejo de la UE podrá adoptar su posición el día 5. Además, el tratado de París debe ser ratificado por cada uno de los socios comunitarios una vez que completen los procedimientos nacionales. Y por ahora, tan sólo Eslovaquia, Hungría, Austria y Francia, Alemania, Malta y Portugal han concluido sus procedimientos nacionales.
La entrada en vigor del acuerdo de París exige que lo ratifiquen 55 países que representen el 55% de las
Europa acelera los trámites para evitar que el acuerdo entre en vigor en Marrakech sin su ratificación
emisiones de gases. Ya hay 61 países que lo han secundado y cubren el 47,7 % de los gases globales; por lo que apenas queda alcanzar el 7,3 % de las emisiones para que se ponga en marcha.
La UE acelera el proceso de ratificación después de que EE.UU. y China hayan entregado a la ONU los documentos que acreditan la ratificación del pacto, mientras que India lo hará en breve. La UE quieres evitar a toda costa que el acuerdo entre en vigor sin su presencia , que puede ser clave (pues aporta el 12% de las emisiones de gases).
Pero si no corre suficientemente, corre el riesgo de que el tratado entre en vigor gracias a las adhesiones de otros países en la conferencia de Marrakech (del 7 al 18 de noviembre). Si fuera así, la UE no podría participar en una hipotética primera reunión de las partes firmantes del tratado ni estaría representada en el órgano gestor, ni podría fijar la agenda o las prioridades. “Esta posible ausencia tendría una valor político pero no significación práctica”, pues puede darse una incorporación posterior. “Pero confirmaría pérdida de peso de la UE, que ha hecho bandera de la lucha contra el cambio climático”, dice Teresa Ribera.