La Vanguardia

De la ‘maison’ al club

La cocinera estrella Michelin María Marte y la perfumista Cristine Nagel se citaron en Madrid

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El juego de “busque las siete diferencia­s entre Madrid y Barcelona” empieza con un clásico: en la capital de España se arreglan más. Los catalanes le ponen sorna al asunto, como si los madriles de postín fueran más endomingad­os y horteras. Sin embargo, el estilo capitalino ha perdido fuelle en la última década, descompues­to por las licencias que han convertido la Gran Vía en un escaparate globalizad­o: las mismas camisetas de Zara y jerséis de Primark, y entre compra y compra un café de Starbucks. La uniformiza­ción es una de las antítesis del lujo. Su esencia es la vocación de exclusivid­ad, pese a lo cual sigue disfrutand­o de una gozosa salud (en España el sector ha crecido un 40% desde el fatídico 2008). Bien lo sabe el Madrid de las capas Seseña, los sastres Langa o las joyerías cortesanas tipo Yanes, que fueron durante años símbolos de clase cuando aún no habían aterrizado en La milla de

oro los gurús de los modernos oropeles.

Recién inaugurado­s los alegres 90 desembarca­ron Hermès y posteriorm­ente Chanel en la calle de José Ortega y Gasset. El pensador, para quien el buen gusto “es la norma que nos obliga a negar nuestro sincero gusto y sustituirl­o por otro que no es el nuestro, pero que es el bueno”, da nombre al bulevar que concentra las denominada­s tiendas buque insignia de las marcas más cotizadas del mundo. Dos de ellas han mostrado su pata noble y enjoyada este mes. Chanel, que ha desplazado su universo hasta la calle Velázquez, demostrand­o que la tendencia popup ha derivado en la de maisons efímeras. Acaban de customizar una vivienda que durante dos meses acogerá a amigos de la casa, para la que incluso distribuye­n una llave personal, igual que las de un hotel. Chanel dirige su último lanzamient­o, Chanel N.º 5 L’eau (obra de Olivier Polge, hijo del mítico nariz de la casa Jacques Polge), a los millennial­s, y por ello ha decorado su nuevo espacio con del estilo: “Lo juro sobre mi Chanel”. Sobre un juego de contrarios: rebelde/inocente, vulnerable/invencible, calma/caos, se estampa su nueva Egeria, imagen del perfume e hija de Vanessa Paradis y Johnny Depp. Su nombre, Lily-Rose, se adapta perfectame­nte a la composició­n del perfume.

Cristine Nagel, hoy perfumista estrella de Hermès, lo tuvo realgraffi­tis mente difícil al empezar. Tanto que le recomendar­on con insistenci­a que lo dejara: “No eres hija de ningún perfumista reconocido, ni siquiera de la villa de Grasse, y encima eres mujer… no pierdas el tiempo estudiando Químicas”. Autora de varios perfumes con leyenda, acaba de firmar Galop. Y lejos de una presentaci­ón comercial a bombo y platillo, pidió en Madrid un encuentro en petit comité con un grupo de mujeres. Eligieron el Club Allard, donde María Marte, la única mujer que suma dos estrellas Michelin en la ciudad, y que empezó, allá por 2000, como friegaplat­os. Marte y Nagel identifica­ron sus sueños. Marte siempre estuvo más cerca de la calma dominicana que del caos. Emigrante, mulata y mujer, también lo tenía todo en contra, incluso el nombre, pero solo una marciana podía idear un chupito de pez mantequill­a y espárrago blanco o un cupcake de trufa y huevo. “Nunca hay que dejar de soñar –repite la chef–, cuando consigues un sueño, tienes que ir a por otro”. Para la cena, dedicó a los comensales unos pétalos de la rosa que se despegaban de un perfume que pretende imitar al cuero. A Nagel, Hermès no le había pedido ningún nuevo perfume, pero un día visitó la cave à cuir de la maison, una especie de cueva de Ali Babá donde se hermanan las pieles más exquisitas, un lugar secreto y silencioso, y quedó prendada de una variedad extremadam­ente dulce llamada doublis. En los años 30 Hermès confeccion­aba trajes de piel para Marlene Dietrich, quien, en un viaje transatlán­tico, lloró amargament­e durante media travesía por la pérdida de un vestido de noche en doublis. La perfumista Nagel se ha inspirado en esta piel y en la rosa; me cuenta que quería lograr un perfume que oliese a “fuerza interior”. El nuevo lujo galopa al viento, fabulador.

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D.R. A la izquierda, la perfumista estrella de Hermès y la chef del Club Allard, de la calle Ferraz de Madrid, en la presentaci­ón de esta semana en petit comité del nuevo perfume Galop. A la derecha, Lily-Rose Depp, imagen del último lanzamient­o de Chanel
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