La Penélope socialista

LAS metáforas intentan explicar las cosas que ocurren pero como si le pasaran a otro. La septimana horribilis del socialismo tuvo en la alegoría de Susana Díaz un momento brillante, cuando se ofreció desde Andalucía a coser el PSOE. Tenía gracia que quien ha contribuido al roto se ofreciera a zurcirlo. Pero es posible que el socialismo se parezca hoy a una chaqueta destrozada de tanto navajazo y no se arregle con unos pespuntes bienintencionados. Como la americana de ese miembro de la ejecutiva a quien se le llevaron el brazo (de la chaqueta, no del político) en un tirón indignado a las puertas de Ferraz. Es verdad que la moda no distingue entre destrozos de confección esmerada o de violencia desmedida (hay vaqueros de 500 euros que parecen haber salido de un contenedor y no del taller de una marca de lujo), pero lo del PSOE no es una tendencia, sino simplemente un desastre.

La Susana del PSOE andaluz es como la Penélope del Ulises griego. En la Odisea de Homero, Penélope es la esposa del protagonista, Ulises, rey de Ítaca. Ella espera durante veinte años el regreso del marido de la guerra de Troya y por esta razón se la considera un símbolo de la fidelidad. Mientras estaba de viaje, Penélope fue pretendida por infinidad de hombres a quienes les decía como excusa que aceptaría la desaparición de Ulises cuando terminara de tejer un sudario en el que trabaja. Para ganar tiempo, Penélope procuraba destejer por la noche lo que tejía durante el día. Pues bien, la líder del socialismo andaluz ha querido coser el PSOE por la mañana, pero la sensación es que lo descosía al atardecer.

¿Y ahora, qué? Pues los perdedores deben aceptar la derrota, y los ganadores, asumir su triunfo. Y Susana Díaz, arremangarse, coger la aguja de zurcir y ponerse a trabajar. Dando la cara y explicándonos cuál es su propuesta, sin esconderse en gestoras. No vale ganar tiempo. Este se ha vuelto dalinianamente blando y destejido.