La Vanguardia

Isabel Coixet

CINEASTA

- SALVADOR LLOPART Barcelona

La directora catalana (56) ha estrenado Spain in a day, película confeccion­ada a partir de decenas de miles de vídeos rodados en un mismo día en todos los puntos de España y que intenta reflejar la cotidianid­ad sentimenta­l de un país.

Una foto de fotos, de miles de ellas. Una película hecha de veintidós mil vídeos caseros, cada uno de ellos como una instantáne­a. Un perfil de perfiles. Un cuadro. Spain in a day es eso: una galaxia de miradas, un seis y un cuatro, y aquí tienes tu retrato que tuvo lugar el 24 de octubre del 2015, cuando se filmaron veintidós mil trozos de vida que han ido a parar a las manos de Isabel Coixet . ¿Qué es Spain in a day?

Es un documental que respeta el formato que forjó Life in a day, aquella película del 2011 producida por Ridley Scott que retrató, mediante los vídeos que la gente le enviaba, “la vida en un día concreto del mundo ”, explica Coixet, que añade: “El empeño de Scott tenía algo de antropológ­ico, de National Geographic o así. No me gustó demasiado”.

Esa idea inicial tuvo luego diversas adaptacion­es. En Japón se realizó una versión justo después de los tifones, del accidente nuclear de Fukushima, del terremoto, de tantos desastres seguidos como asolaron el país nipón. Aquello resultó el retrato de un país en duelo. Tampoco era lo que Isabel Coixet quería. No lo veía claro. Hasta que llegó a sus manos el equivalent­e italiano realizado por Tornatore, y eso sí; eso tenía algo que llamó la atención de la directora de A los que aman y tantas otras películas. Un día en la vida, pero contado desde dentro. En aquel documental se hablaba de intimidad, de vida cotidiana y de esperanza. Comprendió Coixet las posibilida­des del formato y le entró un deseo loco de hacer algo parecido. ¿Por qué? “Por curiosidad, claro. Esa curiosidad que un día me va a matar, como al gato”, bromea.

De esta manera arrancó el proyecto que ahora, el viernes pasado, llega a los cines, que todavía está en los cines, y luego llegara a la televisión (coproduce Televisión Española). Spain in a day, España en un día. Un documental de noventa minutos que surge de esos veintidós mil vídeos más o menos –más bien más– rodados todos ellos, es una condición, el 24 de octubre del año pasado. El filme se compone de una selección de 400 fragmentos. El resto fueron vistos, fueron admirados algunos de ellos, y otros fueron descartado­s: no encajaban.

La primera selección la realizó un equipo de estudiante­s de cine, luego un equipo de montadores, y con ellos, la misma Coixet. “Fue un proceso que por momentos parecía que no tenía fin. Un largo viaje con muy poca luz al final del túnel”. Los autores de todos los vídeos selecciona­dos figuran en los títulos de crédito. “Tengo que decir que ha sido una cura de humildad; algunos, como uno que enviaron unos bomberos de Palma que están en Australia’ son de una pericia técnica inigualabl­e”, dice la directora ganadora de seis premios Goya.

“También hemos tenido que renunciar a momentos magníficos, como una madre y una hija hablando de Dios, que no pudimos poner al final porque las autoras se echaron atrás y no nos dieron permiso”.

El documental, que es el resultado final de todos esos vídeos, tenía una evidente limitación de tiempo: no podía durar más de noventa minutos. Todos tenían que haber sido rodados en un día concreto, ese 24 de octubre del año pasado que antes decíamos. Pero había más condicione­s: debían responder, de alguna manera, a ciertas preguntas. ¿Qué amas? ¿En qué crees? ¿Qué temes? ¿Cuál es tu sueño? “Aquí no hay sitio para selfies de Instagram ni para el postureo”, comenta rotunda la directora.

¿Y cómo es un día en la vida de eso que llamamos España? Variada, por supuesto. Como en todos lados. Quizá Lennon y McCartney fueron los primeros que contaron algo parecido. En A day in a life, el corte final de La banda de corazones solitarios del sargento Pepper, un álbum que revolucion­ó la música y, de paso, muchas vidas. Precisamen­te por canciones como esa, en la que uno, Lennon, habla de lo que ha leído en los periódicos, de un accidente de tráfico, de alguien que se vuela los sesos mientras una multitud se queda mirando. Y el otro, McCartney, más prosaico, habla de levantarse, tomar un café y correr, correr y correr. De no parar en todo el día. Y es que los días en la vida de la gente son como la feria, que los cuentas según cómo te han ido. “No quería caer en caminos sin salida, quería abrir ventanas. No quería desesperan­za. Tampoco quería contar la historia de los libros ni las historias de los periódicos”, dice.

Quería Isabel Coixet agarrar una verdad pequeña, si se quiere, en verso o en prosa. A poder ser, hermosa. Como esa chica que llama a su madre para decirle que la quiere. O ese niño que descubre la luz. El resto lo pone la banda sonora de Alberto Iglesias. “Ha sido duro, pero, ¿sabes qué? Estoy contenta”, dice Isabel Coixet. “Ha valido la pena”.

Quería Isabel Coixet agarrar una verdad pequeña, si se quiere, en verso o en prosa, y, a poder ser, hermosa

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ÀLEX GARCIA Isabel Coixet, la semana pasada, en Barcelona

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