La Vanguardia

Adiós, BlackBerry

La compañía canadiense deja de fabricar teléfonos al no haberse adaptado a la era de los ‘smartphone­s’ de pantalla

- FRANCESC BRACERO Barcelona

La compañía canadiense deja de fabricar teléfonos al no haberse adaptado a la era de los smartphone­s de pantalla, lo que acaba con esta gran empresa.

El caso de BlackBerry tendrá un capítulo especial –si no lo tiene ya– en las escuelas de negocios. El fabricante canadiense que una vez fue Research in Motion (RIM) –ahora es BlackBerry–acaba de anunciar que renuncia definitiva­mente a fabricar terminales, ni con teclado ni sin teclado, ante la imposibili­dad de frenar una caída imparable. La tardía adaptación a la era de los smartphone­s de pantalla, que abrió el iPhone y que expandió Google con Android, termina así con otro gigante de la telefonía. Como Nokia, la compañía que se caracteriz­ó por los teléfonos de teclado completo, menospreci­ó las ventajas de los nuevos competidor­es y reaccionó tarde en el mercado.

La semana pasada, el actual consejero delegado de BlackBerry, John Chen, anunció en un comunicado que la empresa dejaba de desarrolla­r hardware para dedicarse al software, una parcela que todavía les permite solvencia. Entre este anuncio y el apogeo de uso de las populares BlackBerry apenas han pasado seis años, aunque el principio del fin comenzó algo antes, en el 2007, cuando Apple lanzó el primer iPhone.

Por aquel entonces, el consejero delegado de Microsoft, Steve Ballmer, lanzó una de las mayores fanfarrona­das de la historia de la tecnología al menospreci­ar el móvil de la compañía de la manzana. Además de calificar al iPhone como “el teléfono más caro del mundo”, aseguró entre sonoras carcajadas que no iba a atraer al mercado empresaria­l porque no disponía de teclado. Algo parecido opinaba uno de los dos consejeros delegados que codirigían RIM en la época, Mike Lazaridis, quien llegó a manifestar que no era fácil “escribir sobre un trozo de cristal”. El intento de ridiculiza­r las pantallas táctiles no le salió bien a ninguno de ellos.

El iPhone ofrecía una pantalla más grande que los demás teléfonos y un navegador de internet completo además de un sistema de aplicacion­es que lo transforma­ba en una máquina multiusos. Las BlackBerry de la época podían navegar por internet de una forma muy limitada porque su distribuci­ón estaba muy ligada a las operadoras, que no querían disparar el tráfico de datos, algo que terminaría por ser imparable. Además, cada teléfono que vendía se conectaba a sus propios servidores, con lo que su red necesitaba actualizac­ión constante.

Google planeaba sacar con Android teléfonos con teclado, pero ante la aparición del iPhone decidió cambiar de planteamie­nto. Los primeros terminales llevaban teclado escamoteab­le, pero finalmente se volcaron en la pantalla como única forma de introducir datos en el terminal.

La primera víctima del efecto que provocó el iPhone y el crecimient­o exponencia­l de Android fue Nokia, que utilizaba el sistema operativo Symbian, farragoso y anticuado en comparació­n con los nuevos actores del mercado.

BlackBerry, sin embargo, fue creciendo. De hecho, su mejor momento fue en el 2010, cuando llegó a tener cerca del 20% del mercado mundial. RIM podía presumir de dominar el mercado corporativ­o. Así no era fácil ver la necesidad de un cambio de estrategia. Poco a poco, tanto iOS como Android reforzaron sus opciones en la gestión de correo electrónic­o y otros aspectos co- mo la encriptaci­ón de mensajes.

A finales del 2008 apareció la BlackBerry Storm, primer terminal de la compañía sin teclado, con carencias incomprens­ibles como la falta de wifi o el funcionami­ento a trompicone­s de su teclado virtual.

RIM acabó por comprar en el 2010 el sistema operativo QNX para adaptarse a la nueva era. Tuvo bastantes aciertos, pero llegó tarde. El ecosistema de Apple ya estaba muy implantado. El de Android crecía sin parar.

La primera tableta BlackBerry, PlayBook, también llegaba tarde, en el 2011 (¡y sin aplicación de correo!) frente al iPad y las exitosas tabletas de Samsung, que inundaban el mercado. Las cosas empezaban a torcerse para la marca.

En el 2010 se presentaba el nuevo sistema operativo BlackBerry 10 y se lanzaban nuevos terminales. La caída ya había empezado, pero era difícil verlo. En el otoño del 2011, los servicios de BlackBerry dejaron de funcionar en Europa, Asia y África durante cuatro días. Era la puntilla.

Desde entonces, todos los intentos de regresar al mercado con nuevos terminales se han saldado con fracasos pese a las buenas críticas que tenían los dispositiv­os. Sin los enormes mercados de apps de iOS y Android, los móviles BlackBerry ya no tenían futuro. Hoy ya son historia.

Al dominar el mercado corporativ­o, no fue fácil ver la necesidad de un cambio estratégic­o

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REGIS DUVIGNAU / REUTERS El teclado completo fue una caracterís­tica de la mayoría de los móviles BlackBerry

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