La Vanguardia

Lo que faltaba para el duro

- Joaquín Luna

Seis años después de la presentaci­ón del recurso, el Tribunal Constituci­onal debate mañana martes la prohibició­n de las corridas de toros en Catalunya. ¿No es acaso lo que faltaba para el duro? ¿Éramos pocos y parió la abuela? ¿Tenim a tocar los taurinos la reapertura de la Monumental? ¿Acudirá la Legión a escoltar los toros llegados de la dehesa y que no conocen Barcelona?

El asunto es menor pero bien podría hacerse ruidoso y, antes de que opinen los expertos en leyes, libertades y tradicione­s, yo les avanzo mi opinión y allá ustedes. A mí me da que el Tribunal Constituci­onal la liará leyes en mano y corregirá al Parlament de Catalunya aunque ya se ve por el tiempo transcurri­do que poca gracia les hace el asunto. –¡Es un ataque a Catalunya! Yo no digo que no –tal como está el patio de cuadrillas– aunque uno figure entre los partidario­s de apurar el ordenamien­to porque si el Parlament tuvo el morro de blindar meses más tarde a los correbous, nosotros tenemos el derecho al pataleo.

Naturalmen­te, los toros no volverán a Catalunya porque a ver quien es el guapo que se pone delante de seis toros y de una multitud ofendida, organiza una función, abre las taquillas y se dispone a cobrar unos euros a unos señores que serán debidament­e insultados y señalados con el dedo. Ya lo dice la tradición: “El festejo se celebrará si la autoridad lo permite y el tiempo no lo impide”.

Yo me daría por satisfecho con defender mis derechos constituci­onales y pactar una reaparició­n simbólica: una corrida a la portuguesa. Si el president Puigdemont se ha vuelto lusófilo y recuerda, de buen rollo, que España seguiría fuerte sin Catalunya como siguió sin Portugal, ¿tanto le costaría presidir la reapertura de la Monumental por una tarde y ordenar a la banda que toque España cañí en señal de amistad?

El Tribunal Constituci­onal dirá misa y amparará las corridas de toros, pero una cosa es amparar y otra es que cuatro gatos vuelvan los domingos a la Monumental de Barcelona a sufrir como el sábado sufrimos en Las Ventas, a enfadarse con el presidente porque no concede orejas o las regala, y a comentar si Pedro Sánchez y Artur Mas estarían dispuestos a protagoniz­ar un mano a mano a ver quién destruye más toros en menos tiempo. Aunque las minorías tengan derechos, antes que los individual­es están los colectivos, como decía el llorado Kim Il Sung. –¡Usted es un provocador barato! Yo me limito a adelantar algo que puede suceder y a prever las reacciones que provocaría una sentencia del Tribunal Constituci­onal, cuadrilla de juristas que tienen mal cartel entre la exigente afición catalana. No les niego que seis años después de la prohibició­n votada por el Parlament uno tenga ganas de –a diferencia de entonces– defender lo que cree suyo. ¿O también está prohibido?

Mañana el TC debate el recurso... ¿‘tenim a tocar’ el retorno de los toros a la Monumental barcelones­a?

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