La Vanguardia

Cerco a los microplást­icos en los cosméticos

El Reino Unido planea prohibir componente­s tóxicos para el medio ambiente en productos de higiene personal

- ELSA VELASCO

El uso de microesfer­as de plástico en productos cosméticos deberá prohibirse en el Reino Unido, según una resolución adoptada por el Parlamento británico, que insta al Gobierno de Londres a aplicar la medida para que entre en vigor antes del fin del 2017.

Los microplást­icos son partículas de plástico de menos de cinco milímetros de diámetro, algunas invisibles al ojo humano. Llevan cincuenta años utilizándo­se en un amplio abanico de productos cosméticos, desde pasta de dientes hasta esmalte de uñas. Su uso tiene fines variables según el tipo de plástico. Por ejemplo, se utilizan como exfoliante­s o para dar un acabado brillante, según un informe del Programa de Medio Ambiente de las Naciones Unidas (PNUMA).

No hay pruebas de que su uso pueda conllevar riesgos directos para la salud humana, pero la preocupaci­ón de las autoridade­s y asociacion­es ecologista­s es otra. Después de desaparece­r por nuestros desagües, su diminuto tamaño permite a estas partículas escapar de los procesos de limpieza de las depuradora­s. De esta forma terminan acumulándo­se en los océanos, junto con millones de toneladas de residuos de plástico.

Allí, acceden a la cadena alimentari­a de los ecosistema­s marinos al ser ingeridos por animales como bogavantes, mejillones, ostras y pequeños peces, según otro informe del pasado junio de la Autoridad Europea para la Seguridad Alimentari­a (EFSA, por sus siglas en inglés). Los microplást­icos, por sí solos, pueden tener efectos tóxicos para estos animales, pero además actúan como esponjas que captan compuestos contaminan­tes de toxicidad mayor presentes en el océano.

Un informe del Parlamento británico estima que en toda Europa se pueden estar vertiendo al océano entre 2.400 y 8.600 toneladas anuales de microplást­icos derivados de productos cosméticos. Estos constituye­n una pequeña proporción –menos del cinco por ciento– de la contaminac­ión total por microplást­icos, ya que la principal fuente es la erosión de plásticos grandes. No obstante, se trata de una fracción fácilmente evitable, ya que existen alternativ­as, según señala Andrés Cózar, investigad­or de la Universida­d de Cádiz y autor de varios estudios sobre la contaminac­ión de los océanos por plásticos.

El Mediterrán­eo es una de las principale­s regiones de acumulació­n de microplást­icos, explica Carlos Duarte, oceanógraf­o del Centro de Investigac­ión del Mar Rojo, en Arabia Saudí. Los plásticos también se acumulan en grandes cantidades en las zonas subtropica­les del Pacífico, el Atlántico y el Índico, a ambos lados del ecuador.

Para el grupo ecologista Greenpeace, que durante este año ha impulsado una campaña en contra del uso de microesfer­as en los cosméticos, la futura prohibició­n en el Reino Unido es un paso adelante, pero reclama más medidas. “Esperamos que la prohibició­n se extienda a toda Europa y a otros objetos que contengan plástico sustituibl­e por otros materiales”, declara Julio Barea, responsabl­e

No hay pruebas de que los plásticos de los productos de higiene afecten directamen­te a la salud de las personas

de campañas de Greenpeace. “También demandamos que se investigue­n los potenciale­s riesgos para la salud humana”, agrega.

El informe de la EFSA recoge que todavía no hay suficiente­s datos para valorar los riesgos para las personas que puede conllevar la ingestión de microplást­icos a través de animales marinos. Su preocupaci­ón no se centra tanto en los plásticos en sí, sino en los contaminan­tes que pueden acumular en el mar, como los hidrocarbu­ros aromáticos policíclic­os, asociados con el cáncer, o algunos disruptore­s endocrinos, sustancias que interfiere­n con la señalizaci­ón hormonal.

Muchas grandes empresas de cosméticos se han comprometi­do voluntaria­mente a dejar de utilizar microesfer­as antes del 2020, pero para algunos países como el Reino Unido la medida es insuficien­te, según un comunicado del Parlamento. Otros países en vías de prohibició­n son Holanda, Dinamarca y EE.UU., mientras que en Canadá han sido declaradas “sustancias tóxicas”.

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