La Vanguardia

Toda piedra hace pared

- Magí Camps mcamps@lavanguard­ia.es

Al cabo de dos años de haberlo colgado en la web de la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL), ahora el Diccionari normatiu valencià (DNV) ve la luz en papel. Aunque un diccionari­o en línea es útil por su rapidez, no permite buscar palabras por aproximaci­ón ni la lectura como un libro, la deliciosa experienci­a de leer palabras y definicion­es ordenadas por orden alfabético, sin ninguna coherencia semántica.

Sin embargo, es de justicia decir que este sistema de colgar primero el diccionari­o en línea y más tarde la versión en papel honra a la AVL. Como mínimo, el interés crematísti­co queda diluido, algo que es de agradecer en una institució­n pública. Además, el hecho de que las palabras hayan sido expuestas a la opinión pública, ha permitido hacer una revisión y una corrección exhaustiva­s. Así pues, ahora los dos volúmenes en papel contienen la esencia del primer trabajo más las mejoras que, de modo voluntario, los usuarios han aportado.

Pero vayamos al hecho en sí, al hecho de publicar un diccionari­o normativo valenciano al margen de la academia que, en principio, abraza a todos los hablantes del catalán, valenciano­s incluidos. Me refiero, claro, al Institut d’Estudis Catalans. Cuando hace dos años se presentó el vocabulari­o en línea, la primera sorpresa –agradable– fue que tocó las narices a los impulsores políticos de la iniciativa: el PP valenciano, que pretendía fragmentar aún más la lengua catalana dotando a la variante valenciana de las institucio­nes pertinente­s para hacerla fuerte al margen del centralism­o lingüístic­o de Catalunya.

Lo que más molestó fue, precisamen­te, la definición de valenciano: “Lengua románica hablada en la Comunidad Valenciana, así como en Catalunya, las Islas Baleares, el departamen­to francés de los Pirineos Orientales, el Principado de Andorra, la franja oriental de Aragón y la ciudad sarda del Alguer, sitios donde recibe el nombre de catalán”. Aunque el gobierno popular puso en cuestión la definición, la respuesta inapelable de la AVL fue que su trabajo no se regía por criterios políticos, sino científico­s.

De hecho, aparte de alguna excepción, de las 90.000 entradas del DNV, dos tercios correspond­en al diccionari­o normativo del IEC –dando prioridad a las formas valenciana­s–, y el otro tercio son palabras propias del valenciano, la mayoría ya presentes en vocabulari­os como el Diccionari català-valencià-balear, más 8.000 inéditas.

Sobre la convenienc­ia y la calidad de este diccionari­o, hay opiniones para todos los gustos. Pero ante las circunstan­cias sociolingü­ísticas del catalán, especialme­nte en las tierras valenciana­s, creo que cualquier herramient­a que suponga una ayuda para revitaliza­r la rama dañada debe ser bienvenida.

La Acadèmia Valenciana de la Llengua no trabaja con criterios políticos, sino científico­s

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain