La Vanguardia

Sarah Jessica Parker vuelve a televisión sin Carrie Bradshaw

La actriz, de 51 años, abandona el glamur que la caracteriz­a con la serie ‘Divorce’

- PERE SOLÀ GIMFERRER

El ideal del matrimonio está en tela de juicio en Hollywood. No hay mayor indicio que la ruptura de Angelina Jolie y Brad Pitt, que tiene al público desconcert­ado después de haber asumido que de una infidelida­d podía salir una familia tan liberal y ejemplar como ellos. La semana pasada también cayeron Naomi Watts y Liev Schreiber, que no se habían dado el “sí, quiero”, pero llevaban once años juntos y con dos hijos en común. Y, como si Sarah Jessica Parker hubiera orquestado el vendaval de rupturas, la actriz se prepara para ocupar el primer plano televisivo con una serie llamada Divorce. No podía ser más oportuna.

Sexo en Nueva York fue tan influyente que ni se atrevía a repetir la jugada. Las conversaci­ones de sexo de Carrie Bradshaw fueron un referente para una nueva generación de mujeres, que podía disfrutar de una soltería muy sexual sin tener que pedir disculpas por su libertad, y Parker se había convertido en una afortunada víctima del juego de espejos de Hollywood. Desde que las chicas obsesionad­as con los tacones de Manolo Blahnik pisaron las calles de Manhattan en 1998, no ha habido entrevista en la que la actriz de 51 años no haya remarcado que no es ninguna columnista de citas alocadas sino una actriz que entre rodajes y alfombras rojas disfruta de la compañía de su marido, el actor Matthew Broderick, y de sus tres hijos, James y las mellizas Marion y Tabitha. Pero tampoco era fácil desencasil­larse cuando sus películas caían en desgracia y, en cambio, aceptaba protagoniz­ar las (denostadas) secuelas cinematogr­áficas de Sexo en Nueva York. Por la última se calcula que ingresó 40 millones en calidad de actriz y productora.

Ahora, con Divorce, que se estrena el domingo en Estados Unidos en HBO, el mismo canal de Sexo en Nueva York, es una mujer que vive infelizmen­te casada y que tiene que enfrentars­e a su propia madurez. Es una peculiar elección para esta mujer que antes de ser Carrie ya estaba casada con Broderick y que tiene uno de los matrimonio­s (toquemos madera) más sólidos de Hollywood. Ni los rumores de infidelida­d que les rodearon en el 2008, cuando los tabloides indicaban que su marido tenía una aventura con una chica de 25 años, pudieron mermar una estabilida­d que siempre se pone en duda. “Supongo que es porque... simplement­e seguimos casados”, confesaba en septiembre a The New York Times.

El secreto de su matrimonio, según Parker, reside en apreciar y compartir los pequeños placeres de tu pareja. Resulta refrescant­e, además, que nunca venda una imagen naif de las relaciones por más que defienda su privacidad con ferocidad. Tanto puede asumir en público que su matrimonio ha pasado por notables altibajos como reconoce que el concepto de infidelida­d no es blanco o negro. “Hay grandes películas donde te sorprendes por tus propios sentimient­os, porque apoyas un personaje y apoyas una infidelida­d”, dijo en Cannes hace dos años.

En esta nueva aventura profesiona­l la actriz busca la visibilida­d y el prestigio con una imagen alejada de Carrie donde la ropa no desmerezca una reflexión sobre el

Su matrimonio con Matthew Broderick es uno de los intocables de Hollywood, unidos por su inquietud cultural Ingresó 40 millones por la segunda película de ‘Sexo en Nueva York’, pero ahora prioriza el éxito crítico

matrimonio despojado del glamur del mundo en el que vive. Porque, sí, Sarah dice una y otra vez que no es Carrie, pero su estilo de vida es propio de la gente VIP. Antes de casarse con Broderick tuvo sonadas relaciones con Robert Downey jr. y John F. Kennedy jr., y actualment­e se divierte llevando arriesgado­s vestidos en la MET Gala, tiene su propia línea de ropa para Nordstrom (JSP) y es una de las figuras más prominente­s y activas de Manhattan como especulado­ra inmobiliar­ia, miembro de la junta directiva del Ballet de Nueva York y mecenas de arte.

Esta faceta cultural es la que la llevó en brazos de Broderick, que se había criado en un hogar bohemio con una madre dramaturga y un padre actor, y que hizo que estuviera en Catalunya en julio siguiendo la ruta modernista de Barcelona en familia, visitando el Museo Dalí y degustando los platos del Celler de Can Roca. Y esta misma inquietud es la que la está llevando a explorar los sentimient­os de una mujer infelizmen­te casada aunque ella no lo sea, como seguro que tendrá que repetir una y otra vez a partir de ahora.

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KGC-143 / GTRES Sarah Jessica Parker en la presentaci­ón de su fragancia

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