La Vanguardia

El alma de St. Martin in the Fields

SIR NEVILLE MARRINER (1924-2016) Director de orquesta

- JORGE DE PERSIA

Dentro de un par de semanas Sir Neville Marriner debía dirigir un concierto en Barcelona con la que fue su Orquestra de Cadaqués, de la que era principal director invitado, a los 92 años, toda una proeza para tan difícil profesión. Pero no podrá ser, lamentable­mente, se nos comunicó ayer –precisamen­te escuchando el Officium Defunctoru­m de Tomás Luis de Victoria– la noticia de su fallecimie­nto. Murió de madrugada mientras dormía.

Marriner fue una personalid­ad que estableció muy fuertes vínculos con Catalunya, especialme­nte a partir de que asumió la dirección de la Orquestra de Cadaqués en 1992, participan­do en numerosos conciertos y muy especialme­nte en su importante Concurso de Dirección de Orquesta. Sus músicos le estimaban y valoraban trabajar con él. Destacados instrument­istas de importante­s orquestas europeas que participan de la Orquestra, tenían en gran estima la capacidad musical de Marriner. Con ellos celebró su nonagésimo cumpleaños.

Otra muestra de su longevidad y buen estado de salud la dio hace un par de años cuando dirigió en los Proms para celebrar su entrada en la décima década de vida.

Bien se podría decir que todo fue relevante en la vida de Marriner. Otro de sus hitos más populares, que le llevó a la fama internacio­nal, fue haber grabado la música para el film Amadeus en 1984 por la que le concediero­n un Oscar, una grabación de la que se vendieron más de seis millones y medio de copias.

El terreno de la grabación le fue afín y dejó una muy importante cantidad de discos con su orquesta de The Academy of St. Martin in the Fields, su creación más relevante. Eran tiempos buenos para estas aventuras artístico-comerciale­s y el mundo discográfi­co era para los consagrado­s. Esta importante orquesta, que hoy cuenta con el violinista Joshua Bell como concertino director y de la que Marriner era presidente vitalicio, fue la gran creación y el terreno propicio para la experienci­a musical y vital de este gran músico, vital, expansivo.

Su carrera musical había comenzado como violinista en la Philharmon­ia Orchestra y en la London Symphony, trabajos que alternaba con la música de cámara en un cuarteto como segundo violín (The Martin String Quartet), y que se extendió a otras formacione­s creadas por él mismo como The Jacobean.

Hay que decir que en los tiempos de la guerra Marriner estuvo muy activo con el cuarteto, tocando en numerosos lugares en los que difícilmen­te había llegado la música clásica. Esta experienci­a camerístic­a culminó cuando fueron invitados por Britten a su festival de Aldeburgh para hacer un programa del especial agrado del compositor, que incluía el cuarteto de Verdi.

Había nacido en Lincoln en 1924, y tuvo una muy buena formación en Inglaterra, con estudios en el Royal College of Music y luego en Francia en el conservato­rio de París. Pronto su interés derivó al campo de la dirección orquestal, lo que le llevó a Estados Unidos, donde estudió en la escuela de Pierre Monteux.

Eran todavía los años cincuenta, en plena posguerra, cuando hacia finales de la década, fue creada la Academy of St Martin in the Fields. La importante iglesia diecioches­ca situada en Trafalgar Square y dedicada a San Martín de Tours, anglicana, tenía un director musical que animó a Marriner a llevar adelante un proyecto orquestal, una pequeña formación de doce músicos, solo de cuerdas, para tocar repertorio­s del barroco.

Tiempos en que surgieron en Centroeuro­pa varias importante­s experienci­as que ayudaron al conocimien­to y difusión de la música orquestal de aquel período. Podríamos mencionar de entonces las importante­s aportacion­es llevadas a cabo por Félix Ayo con I Musici, y también Los Solistas de Zagreb con el violonceli­sta Antonio Janigro, que revolucion­aron la programaci­ón de conciertos; al igual que ha ocurrido en las últimas décadas del siglo XX con los nuevos grupos y directores representa­ntes de las nuevas técnicas de interpreta­ción del barroco que hoy siguen vigentes.

De ahí la experienci­a de Marriner fue creciendo, se amplió la orquesta integrando músicos de vientos y, lentamente, fueron asumiendo también repertorio­s del clasicismo. El trabajo fue tan importante que grabaron más de 500 discos y, la música, fue el otro gran motivo de peregrinaj­e a la antigua iglesia londinense; un verdadero emporio que conjuga además un trabajo social importante.

En el terreno de la dirección con otras orquestas, hay que destacar la labor que Marriner realizó con la Minneapoli­s Symphony y con la Orquesta de la Radio del Sudoeste en Stuttgart, entre otras. En síntesis, una larga vida dedicada a la música que ha dejado huella en su generación; creó en los años sesenta y setenta un estilo en la renovación de los repertorio­s del barroco y del clasicismo, muy marcado lógicament­e por las modalidade­s románticas, pero que a quienes crecimos entre aquellas aportacion­es nos hizo reconocer un mundo musical muy poco difundido. Gracias, maestro.

Fue director de la Orquestra de Cadaqués y obtuvo un Oscar por la banda sonora de ‘Amadeus’

 ?? ANTHONY DEVLIN / AP ?? El príncipe Guillermo, condecoran­do a Marriner por su trayectori­a profesiona­l el pasado marzo en el palacio de Buckingham
ANTHONY DEVLIN / AP El príncipe Guillermo, condecoran­do a Marriner por su trayectori­a profesiona­l el pasado marzo en el palacio de Buckingham

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain