Arreglar el mundillo
Cuando un acto llega a la tercera edición, una de dos: o sirve de algo o es divertido. O ambas. El escritor Jordi Cabré convocó este sábado en su casa de Viladrau su III Suquet Cultural, un encuentro informal del mundillo sin orden del día, sin objetivo ni conclusiones. Unas 60 personas de la vida cultural (incluido el conseller Santi Vila) que se encuentran, comen, beben y, sobre todo, charlan y arreglan el mundo. Y el mundillo.
Están el gerente del ICUB, Valentí Ovideo, el exgerente del Macba, hoy renovando la Casa Vicens, Joan Abellà; la agente literaria Anna Soler-Pont; el poeta, artista y 4x4 Vicenç Altaió, que ejerce de decano; escritores como Jordi Amat o Ada Castells; gestores culturales como Marisol López, Cristina Salvador, Maite Oliva, Mireia Trias o Madeline Carey; periodistas como Ignasi Aragay (Ara), Jordi Bianciotto (El Periódico), Jaume Vidal (El PuntAvui); historiadores como Agustí Colomines…
La idea de Cabré es sólo estética: que se produzca el encuentro. Aunque visto que se repite y crece, el sábado proponía reuniones mensuales, más reducidas. Espacios de reflexión sobre la cultura. En realidad, espacios de reflexión. Porque en Viladrau se habla de la posibilidad de que uno de los presentes llegue a ser el candidato convergente a la alcaldía de Barcelona; en un rincón, de cómo las agencias literarias tratan de lograr la jubilación de los escritores (de las profesiones que les permiten escribir, de noche); por allá, otro habla del futuro Hermitage de Barcelona, y de otros proyectos de relevancia cultural: pero estamos off the record; ante aquel Priorat, una cuenta la diferencia de interés de las diferentes administraciones para las pequeñas salas de teatro… De manera que, a la corta, lo de Viladrau es perfectamente inútil.