La Vanguardia

Ni dos penaltis parados por Alves detienen al Atlético

- CARLOS NOVO Madrid

La solidez del Atlético tumbó a un Valencia que plantó cara en el último partido con Voro en el banquillo. En el próximo estará ya Cesar Prandelli. En el del Atlético no se esperan cambios en los próximos años. Simeone lleva camino de hacer historia, si no la ha hecho ya. Su equipo es una roca. Se sobrepone a casi todo, incluso a dos penaltis fallados ayer en Mestalla para alimentar aún más la leyenda de Diego Alves como parapenalt­is. Con los dos detenidos ayer a Griezmann –que está en racha porque ya falló ante el Bayern– y a Gabi, el portero brasileño ya ha parado 19 en la Liga.

El partido fue más equilibrad­o de lo que puede indicar el marcador final. El Valencia buscó la posesión y controló el juego muchos minutos, aunque las ocasiones más claras cayeron siempre del lado de los colchonero­s.

A cinco minutos del descanso llegó el primer penalti cometido por Nani sobre Correa, ayer titular. Lo paró Alves.

La segunda parte empezó con un Atlético dispuesto a llevarse el partido como fuera: más agresivo, adelantand­o la presión. El gol tardó, pero llegó finalmente en el minuto 63. Fernando Torres, que apenas llevaba unos segundos en el campo, chutó con la izquierda, Alves despejó y su rechace fue a Gameiro, que asistió a Griezmann para que fusilara el 0-1.

El tanto dejó tocados a los locales y el Atlético dispuso de un segundo penalti para cerrar el duelo. Esta vez no lo quiso tirar Griezmann y el protagonis­mo recayó en el capitán Gabi, que tampoco pudo superar a Diego Alves, constituid­o ya en el gran héroe de la mañana.

La segunda parada de su portero encorajinó al Valencia, que vio la posibilida­d de meterse en el partido. El juego se equilibró, y Mestalla apretó con fuerza. La crecida del Valencia no se tradujo en grandes ocasiones de gol porque el Atlético concede muy poco, incluso cuando como ayer Diego Godín está en la grada, reponiéndo­se de la lesión del miércoles en la Champions.

En los últimos minutos, con el Valencia desesperad­o, el Atlético vio la ocasión de lanzar la contra y remachar la victoria. Después de parar Oblak un remate de Mangala, que, lesionado, buscaba el gol del cojo, llegó el 0-2 en la última acción del partido, una contra de Juanfran que remató Gameiro. El Atlético es así de duro.

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