La Vanguardia

EE.UU. destrona a Europa

Los norteameri­canos logran la Ryder Cup por primera vez desde el 2008

- MARTA MATEO

El milagro de Medinah fue único. Imposible de repetir. Y varias de las víctimas de aquél mágico desenlace europeo, quisieron resarcirse. El equipo de Estados Unidos que sufrió la remontada más dolorosa de su historia, supo desde ese momento que tenía una asignatura pendiente. Caprichos del destino –o no– Davis Love III, capitán de aquella derrota, regresó al cargo cuatro años después. De nuevo en casa, esta vez en el Hazeltine National Golf Club. Entre sus vicecapita­nes, cuatro jugadores de aquel doce trágico. Entre sus jugadores, cinco más. Un núcleo duro con ganas de redimirse. Con la ventaja de saber qué es perder cuando lo tienes ganado. Cuatro años después, el último hombre de Love, Ryan Moore, su escogido, tuvo el honor de sumar el punto definitivo. “¡U-S-A, U-S-A!”, corearon los miles de aficionado­s. La Ryder Cup regresaba a Estados Unidos.

“Durante años se nos criticó por no estar unidos. Hemos demostrado que esta vez hemos sido un grupo. Un corazón. Todos, desde los vicecapita­nes a los jugadores. Cuando pierdes tantas veces, encuentras más conexión. Sabíamos que tocaba hacer algo diferente, cambiar la actitud. Y lo hicimos”, explicó entre lágrimas Love.

La estrategia europea formulada por Darren Clarke fue obligada: sus hombres más fuertes debían salir primero, presionar y tratar de poner mucho azul en la tabla. No funcionó.

“¡No os oigo! ¿C’mon? ¿C’mon? ¡No os oigo!”, aulló Rory McIlroy después de embocar un monumental birdie en el hoyo 8 que provocó un terremoto. Batallando durante tres días con un público hostil, el norirlandé­s retó a aquellos que le animaban a fallar. El partido ante la personific­ación de la Ryder estadounid­ense, o lo que es lo mismo, Patrick Reed, fue una bomba de relojería. En ese mismo hoyo, Reed igualó el golpe y después de imitar la reverencia irónica de su rival le hizo que no con el dedo. “Aquí ganaré yo”, pareció decirle. Y no se equivocó. ¿Y quién fue sombra y mentor de Reed en esta Ryder? Tiger Woods, el vicecapitá­n de los 14 majors.

Después, Henrik Stenson pudo anular a Jordan Spieth. Mérito –y mucho– tuvieron los rookies. Rafa Cabrera Bello, impecable en su debut con su victoria sobre el campeón del PGA Championsh­ip Jimmy Walker (3&2). Y también Thomas Pieters, con récord para un debutante con cuatro victorias en cinco partidos, el último ante JB Holmes (3&2). Espectacul­ar fue el empate del veterano Phil Mickelson y el ya no niño Sergio García. Luego llegó la inevitable marea roja. Punto tras punto. Imparables.

La autocompla­cencia no apareció en los americanos y Europa no obró el milagro. Por fin Love respiró tranquilo. Sus chicos se proclamaba­n campeones de la Ryder Cup. Tal y como Arnold Palmer, fallecido hace una semana hubiera querido. Una semana después de la desaparici­ón de Arnie, el mejor homenaje que pudo recibir fue la victoria de su querido USA.

EL CAPITÁN AMERICANO “Durante años se nos criticó por no estar unidos. Hemos demostrado que esta vez hemos sido un grupo”

 ?? SAM GREENWOOD / AFP ?? Abrazo ganador entre los norteameri­canos J.B. Holmes y Ryan Moore
SAM GREENWOOD / AFP Abrazo ganador entre los norteameri­canos J.B. Holmes y Ryan Moore

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain