Deutsche Bank y Commerzbank siembran dudas sobre la banca alemana
El primer banco del país y el segundo acusan una grave pérdida de confianza
La gran banca alemana vuelve a vivir graves apuros, tras una semana en que tanto el mayor banco del país, Deutsche Bank (DB), como el segundo, Commerzbank, sufrieron caídas bursátiles y tuvieron que salir al paso de la desconfianza hacia ellos en los mercados. El DB vivió una semana nefasta –una más de las que experimenta de ese tenor en los últimos tiempos–, al caer el viernes sus títulos en la Bolsa de Frankfurt por debajo de los 10 euros, un mínimo histórico, aunque luego logró recuperarse. Su desplome arrastró a Commerzbank a una caída en torno al 6%, cuando el día anterior había anunciado un plan de reestructuración que implicará recortar 9.600 empleos, el 20% del total, y no pagar dividendos este año.
El sector bancario de la primera economía de Europa padece, para Schadenfreude (alegría ante la desdicha ajena) de quienes en el extranjero identifican así nuevas grietas, tras el escándalo de Volkswagen, en la potente marca Alemania del hacer bien las cosas. Los rumores en la prensa germana de un posible rescate al Deutsche Bank contribuyeron al vaivén bursátil.
Pero falta un año para las elecciones generales –en septiembre del 2017–, y la canciller democristiana, Angela Merkel, se muestra muy cauta, pues ya tiene bastante con la factura que previsiblemente le pasará su política de asilo, con el auge del partido populista derechista Alternativa para Alemania (AfD).
La reacción de la opinión pública a un rescate bancario podría ser muy negativa, aparte de que estaría muy mal visto en el resto de Europa, dada la estricta postura de Alemania ante otros casos (léase planes de Italia para rescatar al Monte dei Paschi di Siena). Así que el martes, preguntada por la prensa en Berlín, Merkel se limitó a desear lo mejor para DB. “Naturalmente deseamos a todas las empresas que evolucionen positivamente, también a aquellas que pasan por dificultades momentáneas”, dijo la canciller.
El gigante Deutsche Bank, bastante magullado, anunció el miércoles que se desprenderá de Abbey Life, su aseguradora en Reino Unido, lo cual le reportará más capital. Fueron el temor a una ampliación de capital –para afrontar la multa millonaria que le augura la justicia estadounidense por un litigio vinculado a la crisis de las subprimes –y las voces de rescate los desencadenantes de la caída del viernes. Contribuyó a la estampida el hecho de que varios fondos de inversión vendieron sus participaciones en DB.
El mercado se agita ante los rumores. La multa estadounidense podría ser de 14.000 millones de dólares (12.500 millones de euros), pero fueron precisamente nuevos rumores el viernes por la tarde, sugiriendo que Estados Unidos rebajaría la multa a 5.400 millones de dólares (4.800 millones de euros), los que hicieron repuntar el título hasta el 6,39%. Curioso: la nueva cifra de 4.800 millones coincide grosso modo con la cantidad aprovisio- nada por DB para gastos legales.
Según publicaba ayer el Frankfurter Allgemeine Zeitung (FAZ), la cúpula del Deutsche viajará en los próximos días a Washington para negociar esa cifra inicial. Su presidente, el británico John Cryan, defendió la liquidez del banco : “Tenemos 215.000 millones, es un buen amortizador”. De hecho, DB pasó un test de estrés este mismo año y está inmerso en el plan de reestructuración anunciado en octubre del 2015, con recorte de puestos de trabajo (9.000 propios y 6.000 externos) y la retirada de diez países.
Mientras, el segundo instituto del país, Commerzbank, con un 15% de capital controlado por el Estado alemán, venía siendo castigado en bolsa ya desde el martes, cuando cerró en Frankfurt un 2,2% por debajo del día anterior. Para el Commerz, la crisis financiera del 2008 significó un camino de espinas para sus accionistas, con continuas necesidades de ampliar capital y dividendos aplazados una y otra vez. En el 2015, anunció que había sobrepasado la barrera de los mil millones de beneficio. Ahora, su plan de ajuste incluye centrarse en el negocio tradicional del banco, es decir, servicios a empresas y familias. Los bajos tipos de interés no ayudan.
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