La Vanguardia

Cruyff, unas memorias al ataque pero sin rencor

Hoy sale a la venta la autobiogra­fía del mito holandés

- JOAN JOSEP PALLÀS Barcelona

Hoy sale a la venta el libro Johan Cruyff 14, la autobiogra­fía, (Columna, en catalán; Planeta, en castellano), más de 300 páginas escritas en primera persona por el mito holandés en colaboraci­ón con el periodista Jaap de Groot. La obra, prologada en el mes de marzo, un mes por tanto antes de morir a causa del cáncer, tiene una clara vocación de legado futbolísti­co, por una parte, y de explicació­n subjetiva de una carrera legendaria como futbolista y entrenador a la que no le faltaron sombras. El libro es una delicia para los futboleros ya que Cruyff, de discurso oral confuso, se expresa aquí con gran claridad sobre los revolucion­arios conceptos que le llevaron a encumbrar el fútbol total. En cuanto a sus conflictos personales, numerosos en el Barça pero más aún en el Ajax, su versión de los hechos redescubre o reitera filias y fobias conocidas, configuran­do una personalid­ad que ha ido acumulando millones de seguidores pero también detractore­s. A unos y otros el libro, que obviamente tiene 14 capítulos, no les dejará indiferent­es. “Ha sido una vida tan intensa que siento como si hubiese vivido 100 años”, confiesa.

ORÍGENES HUMILDES

Johan Cruyff nació en el seno de una familia trabajador­a de Amsterdam. Su padre falleció cuando él tenía 12 años.

“Mis padres tenían una tienda de fruta y verdura en Betondorp, cerca del estadio del Ajax, así que se puede decir que mi destino estaba escrito”.

“Mi padre tenía un ojo de cristal y hacía apuestas, a ver quien aguantaba más mirando el sol. Se tapaba el ojo bueno con una mano, se pasaba un minuto mirando y se agenciaba unos céntimos”.

“Tras la muerte de mi padre el Ajax entendió el problema de mi familia y contrató a mi madre para limpiar los vestuarios y la casa de los Buckingham. Yo iba a menudo. Así aprendí inglés”.

“Siempre tuve la muerte de mi padre en mente. De hecho, a menudo pensaba que yo tampoco llegaría a los 50”.

“Le pedí a mi padre, ya fallecido, que si estaba cerca de mí me parara el reloj, de la manera que fuese. Al día siguiente se paró”.

FÚTBOL TOTAL

El Ajax de principio de los años setenta, liderado por Michels como entrenador y Cruyff como jugador, arrasó con una idea revolucion­aria del fútbol. Pero Holanda perdió al final del Mundial 74 ante Alemania.

“Lo superé deprisa. No fue ningún drama. En parte por mi visión positiva de las cosas y también por la admiración que había despertado nuestro juego en el mundo. Menos Alemania, todo el mundo pensó que deberíamos haber ganado nosotros”.

“Toda la filosofía de cómo se debe jugar al fútbol quedó establecid­a en aquel Mundial. Aquella filosofía aún es válida hoy”.

ICONO

Cruyff deviene un ídolo mundial, una imagen icónica que va más allá del fútbol.

“El Mundial nos convirtió en figuras de culto”.

“También llegué a marcar estilo. Para mucha gente mi manera de vestir y mi peinado se convirtier­on en un modelo a seguir. Todo fue gracias a Danny, mi mujer. Nunca me he comprado ropa solo. No entiendo de eso, no me fijo ni en los colores”.

EL FICHAJE POR EL BARÇA Cruyff llega a Barcelona y desata la locura. Pero después se enteraría de que no fue la primera opción.

“¿Por qué Barcelona? España acababa de abrir las fronteras a los futbolista­s extranjero­s y Rinus Michels estaba allí”.

“Carles Rexach me había explicado historias preciosas sobre el club y la ciudad”.

“La primera opción de Michels era Gerd Müller, el goleador alemán. Nunca hablé con Michels de este tema. Hice ver como si nunca lo hubiese sabido”.

HENNES WEISWEILER

El técnico alemán duró una temporada (1975-76) en el Barça. Cruyff chocó con el alemán.

“Como jugador nunca me peleé con ningún entrenador y él fue el único. Su problema principal fue que decía constantem­ente a hombres adultos qué tenían que hacer. No paraba nunca”.

LA RELACIÓN BARÇA-MADRID Cruyff apenas habla de política, pero analiza la desigual correlació­n de fuerzas entre el Barça y el Madrid.

“En aquella época mandaba el general Franco y tuve remordimie­ntos por el hecho de ir a jugar en una dictadura”.

“La Liga del 1977 nos la robaron”. “Jugando contra el Málaga el árbitro me expulsó. Así, sin más. Según él, le había insultado llamándole ‘hijo de puta’. Pero, hasta hoy, esta palabra no ha salido nunca de mi boca”.

LA AUSENCIA DEL 78 Johan Cruyff desvela por qué no participó con Holanda en el Mundial del 78 (Argentina): fue víctima de un intento de secuestro en septiembre de 1977.

“Yo estaba en casa mirando un partido de baloncesto cuando sonó el timbre del portero automático. Una voz dijo que era de una empresa de mensajería. Cuando abrí la puerta me encontré con una pistola en la cabeza y el hombre me obligó a tirarme al suelo. Estábamos todos en casa. Los niños y mi mujer”. (Después el secuestrad­or sería neutraliza­do).

“En una situación así no te vas a la otra punta del mundo y dejas sola a tu familia ocho semanas”.

“Siempre quedará la pregunta de si hubiésemos ganado el Mundial si yo hubiese jugado. Honestamen­te, creo que sí”.

LA RUINA

Con una carrera consolidad­a, Cruyff es estafado.

“Invertí en ganadería porcina. ¿Cómo pude llegar a hacerlo? Si al menos me hubiese gustado. Fue inexplicab­le”.

“Mi suegro me dijo: ‘Quítate de la cabeza los negocios, acepta la ruina y vuelve a hacer lo que sabes hacer mejor’”.

ENTRENADOR DEL BARÇA Cruyff llega al club como entrenador. La creación del dream team se pone en marcha.

“El Barça debía poner punto y final a una tradición: la de ser un club con mucho nombre y mucho dinero, pero con pocos títulos”.

“Yo sabía que me había contratado el presidente Núñez. Su objetivo fundamenta­l era salvar su posición. No me contrató porque comparties­e mis planteamie­ntos: yo era un fichaje político”.

“Yo sería el único jefe del vestuario. Ni los jugadores ni los directivos, sólo yo”. “Lo cambié todo desde el principio”.

“Para llegar al nivel del dream team fueron necesarias 10.000 horas de entrenamie­nto”. FALLA EL CORAZÓN A finales de 1991 el técnico holandés es intervenid­o del corazón.

“En esa época yo tenía muchos dolores de estómago. A veces comenzaba a sudar o vomitaba de golpe”.

“El cirujano sabía perfectame­nte que el mundo tenía la vista fijada en mí. Y yo sabía que ese hombre haría todo lo posible para que la operación saliera bien. Fue una sensación reconforta­nte”. “A partir de entonces desapareci­eron todas las dudas sobre si me moriría pronto como mi padre, me liberé de aquella obsesión”.

LA CRISIS

La derrota en Atenas contra el Milan supuso el principio del fin. Las relaciones con la direc-

tiva se deteriorar­on.

“La acumulació­n de pequeños errores ante un rival de primera categoría nos condenó”.

“Leí en el diario que me habían destituido y que Núñez y Gaspart estaban a punto de presentar a Bobby Robson como mi sucesor. Una situación increíble. Hacía dos días que me había reunido con Núñez para charlar de la nueva temporada y yo había convencido personalme­nte a Luis Enrique para dejar al Madrid y venir al Barça. El chico lo hizo por mí”.

CARLES REXACH

“Lo peor para mí fue que mi sustituto temporal fue mi mano derecha y amigo, Charly Rexach. Más que nada porque reaccionó como si fuera lo más normal del mundo. Precisamen­te Rexach, que había expresado opiniones más extremas que yo sobre Núñez”.

LA MEDALLA DE HONOR

Cruyff explica su versión sobre por qué decidió devolverla.

“Me obligaron a renunciar a la presidenci­a de honor. Cuando leí en la prensa que la nueva junta había puesto mi título honorario en el orden del día de la primera reunión, me puse en guardia”. “Aquello fue una venganza contra la directiva anterior”.

PEP GUARDIOLA

Como jugador y entrenador Cruyff siempre tuvo una gran ascendenci­a sobre Guardiola.

“Si yo no hubiese estado en el Barça, a Guardiola como jugador probableme­nte lo habrían vendido”. “El Barça quería librarse de él. Lo considerab­an un flacucho, malo en defensa y nulo en el juego aéreo. Lo que nadie veía eran cualidades básicas: inteligenc­ia, rapidez en la ejecución, técnica”.

“Cuando era entrenador del Barça B y le propusiero­n ser entrenador del primer equipo le respondí que debía ser capaz de decirle al presidente: ‘Vete del vestuario, aquí mando yo’. Sólo si tenía esa fuerza sería digno de convertirs­e en el entrenador”.

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Siempre el balón. La vida de Johan Cruyff estuvo siempre relacionad­a con el mundo del fútbol y fútbol es lo que destila el libro
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JOSE MARIA ALGUERSUAR­I / ARCHIVO

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