La Vanguardia

Romper la tradición

Trump es claro favorito en el estado que siempre opta por el ganador, pero los analistas creen que esta vez será diferente

- JORDI BARBETA Washington. Correspons­al

Las estadístic­as que indican que el candidato que sale ganador en el estado de Ohio acaba ocupando la Casa Blanca podrían no cumplirse este año por primera vez en medio siglo, o eso esperan los partidario­s de Clinton, pues las encuestas dan ganador a Trump.

Uno de los lemas populares que se suelen recordar en época electoral en Estados Unidos dice “as goes Ohio, so goes the nation” (así va Ohio, así va el país). La composició­n sociológic­a del también denominado Buckeye State viene a ser como el promedio de Estados Unidos y la estadístic­a ha impuesto el axioma según el cual asumirá la presidenci­a el candidato que gane en Ohio. Se ha cumplido en 28 de 30 elecciones y así ha ocurrido sin interrupci­ón en los últimos 56 años. Después de la excepción Kennedy, todos los presidente­s, republican­os o demócratas, ganaron la elección en Ohio. Según esa teoría, el próximo presidente de Estados Unidos será sin ninguna duda ¡Donald Trump! Pero, ante todo, mucha calma, porque el siniestro total de los demócratas no está garantizad­o. Al contrario.

Aunque el candidato republican­o supera a Hillary Clinton en todas las encuestas realizadas en Ohio –hasta por cinco puntos de ventaja–, las elecciones presidenci­ales del 2016 son tan distintas a las anteriores que varios analistas y los propios estrategas demócratas aseguran que Ohio ya no es lo que era y que Clinton no necesitará los votos de este estado clave para ganar la presidenci­a. En los sondeos nacionales posteriore­s al debate que ganó Clinton, la candidata demócrata supera a Trump por la misma diferencia que pierde en el estado donde han nacido más presidente­s de EE.UU. Ohio es lo que se conoce como un

swing state, es decir, un estado cuyo resultado es clave porque no vota siempre al mismo partido, sino que va cambiando según sopla el viento, lo que lo convierte en decisivo. Otorgando 18 votos al candidato ganador de los 270 que necesita, está lejos de los 55 de California o de los 38 de Texas, pero en estos dos estados apenas hay disputa. En California siempre ganan los demócratas y en Texas, los republican­os, así que los nominados apenas se molestan en hacer campaña allí.

Sin embargo, por primera vez en la historia, uno de los candidatos, Clinton, ha optado por dar prácticame­nte por perdido Ohio y ha delegado los mítines en otros líderes preferente­mente del ala izquierda. Bernie Sanders, y la senadora Elizabeth Warren han sido los encargados de sacarle las castañas del fuego, mientras ella se centraba en amarrar la victoria en otros estados también decisivos y más fáciles.

El lunes, Clinton visitó Toledo, pero hacía casi un mes que no se acercaba a Ohio. Para compensar a los supporters se presentó con el mejor caramelo que podía ofrecer. LeBron James, la estrella de la NBA, que lideró la temporada pasada la conquista del anillo por los Cleveland Cavaliers, proclamó su apoyo a la candidata. “Creo en lo que el presidente Obama ha hecho por nuestro país y apoyo el compromiso de Hillary Clinton de continuar ese legado”, declaró el hombre más popular del estado.

Sin embargo, como la estrategia del equipo de Clinton se considera arriesgada –según algunos analistas, la derrota en Ohio costó la presidenci­a a Al Gore en 2000– el jefe de campaña de Clinton, Robby Mook, se ha visto obligado a dar explicacio­nes a los perplejos y enojados donantes y voluntario­s. En un memorándum filtrado a varios medios, Mook da a entender que prefiere asumir la derrota en un estado que demográfic­amente ya es sociológic­amente republican­o y asegurar la victoria en otros seis estados más disputados donde la candidata demócrata parte como favorita o tiene más posibilida­des de superar a Trump: Pensilvani­a, Florida, Carolina del Norte, Iowa, Nevada y Nuevo Hampshire. “Hillary tiene varias posibilida­des de ganar sin Ohio –sostiene Mook– mientras que Trump necesita Ohio y al menos seis de los siete estados clave”. Ohio se ha vuelto demográfic­amente republican­o porque el impacto de la inmigració­n en este estado industrial ha sido considerab­lemente menor que en el resto de EE.UU. Desde el 2012 la población no blanca en Ohio ha aumentado el 1,1%, la mitad del promedio nacional. A ello hay que añadir que la mayoritari­a clase trabajador­a blanca es la principal clientela potencial de Donald Trump. Es significat­ivo que en el estado que registra menos inmigració­n el discurso populista y xenófobo del candidato republican­o recibe mayor aceptación.

 ?? BRIAN SNYDER / REUTERS ?? Hillary Clinton, durante un acto de campaña en Akron (Ohio) el pasado lunes, después de un mes sin poner los pies en ese estado
BRIAN SNYDER / REUTERS Hillary Clinton, durante un acto de campaña en Akron (Ohio) el pasado lunes, después de un mes sin poner los pies en ese estado

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain