Colombia pone su mirada en Uribe, que abandona su discurso populista
Santos se reunirá con el expresidente después de seis años sin verse las caras
La hoja de ruta colombiana no tiene rumbo. El proceso de paz está congelado pero nadie tiene claro cómo desencallarlo tras el rechazo a los acuerdos con las FARC en el referéndum del domingo, a pesar de que los tres actores de este entuerto –Gobierno, guerrilla y el ahora decisivo uribismo– se han mostrado conciliadores y dispuestos a renegociar los pactos de La Habana.
Como en el caso del Brexit, donde los partidarios de sacar al Reino Unido de la UE fueron los primeros sorprendidos del resultado y no estaban preparados para afrontar esa realidad, los detractores del acuerdo de paz con las FARC no tenían un plan B si triunfaba el no, porque ni las encuestas ni la sensación ciudadana hacían prever esta situación.
Aunque durante la dura campaña no lo parecía, desde el domingo queda claro que los partidarios del no también desean la paz. Ahora todas las miradas recaen en el expresidente Álvaro Uribe, que inmediatamente abandonó su discurso ultraderechista y populista para pasar a un tono moderado y responsable, aceptando reunirse cara a cara con el presidente Santos por primera vez en seis años para buscar conjuntamente una salida a la situación.
Tras la disposición del presidente Juan Manuel Santos de negociar una modificación de los acuerdos, y tras la voluntad expresada por el comandante en jefe de las FARC, Timochenko, de no echarse de nuevo al monte, Uribe, no parece querer pasar a la historia como el culpable de frustrar la oportunidad histórica de acabar con medio siglo de guerra, que ha costado casi cuatro años de negociaciones en Cuba.
Uribe se mostró ayer a favor de “actuar con prudencia” , sabedor de que cualquier palabra salida de tono podría soliviantar a los líderes de las FARC que, desde La Habana, ya mantienen contactos con el Gobierno. “Volvemos a expresar a nuestra voluntad de diálogo, por eso nombramos representantes”, añadió el exmandatario en referencia a la mesa bilateral establecida por Santos para que tres de sus representantes negocien una salida con el Centro Democrático.
Por parte del Gobierno, el mandatario designó al jefe del equipo negociador de La Habana, Humberto de la Calle, a la ministra de Exteriores, María Ángela Holguín, y al ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, los tres bien conocedores de los entresijos de los diálogos mantenidos en Cuba con las FARC.
Por el Centro Democrático, Uribe nombró a los tres precandidatos presidenciales de la formación derechista, Óscar Iván Zuluaga, Iván Duque y Carlos Holmes Trujillo, lo que da una pista de que el horizonte de las elecciones del 2018 pesará en esta inesperada fase, al igual que pesó para oponerse a los acuerdos con pocas esperanzas de que fueran rechazados en el referéndum.
No obstante, Uribe también dijo ayer que está dispuesto a reunirse personalmente con Santos o con los tres negociadores del Gobierno. El expresidente recordó que es el Ejecutivo el que ostenta las “competencias” para dialogar con la guerrilla y que no pretende asumirlas. Además, Uribe insistió en que los acuerdos de paz “no están muertos” y que se pueden “corregir”, y que lo más importante ahora es garantizar “que no haya violencia”.
El cambio de discurso de Uribe ya quedó patente el lunes en el pleno del Senado, donde ocupa un escaño, pese a que su partido no fue por una cuestión táctica a la reunión convocada por Santos ese mismo día. En la línea de su pronunciamiento en la noche del domingo, el senador Uribe destapó sus primeras cartas con tres propuestas iniciales conciliadoras que permitirían reabrir la negociación con la guerrilla en un marco de tensión rebajada.
“¿Habrá disposición de escuchar para introducir modificaciones?”, dijo Uribe dirigiéndose a los escaños oficialistas. Sorprendentemente, el expresidente propuso que el Gobierno amnistíe a los guerrilleros con crímenes susceptibles de ser amnistiados –principalmente sin delitos de sangre–, que se dé “protección efectiva” a las FARC para consolidar “un estatus de no violencia inmediato” y que se dé “alivio judicial y sin impunidad” a los miembros del Ejército encausados por acciones de guerra sucia.
Los tres precandidatos presidenciales de la fuerza derechista serán los representantes en la nueva mesa bilateral