La Vanguardia

El Papa y los ‘terremotat­i’

Francisco visita por sorpresa los pueblos de los Apeninos golpeados por el reciente seísmo

- EUSEBIO VAL Roma. Correspons­al

Lo había prometido y lo cumplió ayer, justo el día de san Francisco de Asís. “No quería causar molestias”, se justificó el Papa, con su proverbial modestia, por no haber visitado antes las localidade­s golpeadas por el terremoto del pasado 24 de agosto. “Quise dejar pasar un poco de tiempo para que se arreglaran Bergoglio se desplaza en un Volkswagen con matrícula italiana, casi de incógnito y con mínimo séquito algunas cosas, como la escuela”, dijo Jorge Mario Bergoglio, tras bajar del vehículo y saludar a la gente en Amatrice, la localidad que sufrió más víctimas.

Era conocida la intención del Pontífice de trasladars­e a los Apeninos para mostrar su solidarida­d con los terremotat­i (la lengua italiana tiene incluso una palabra para designar a los afectados por los seísmos, tan frecuentes en el país). Se sabía que Francisco lo haría a su manera, sin avisar, con mínimo séquito, para evitar en lo posible el circo mediático que se monta en sus desplazami­entos.

El Papa viajó desde el Vaticano en un Volkswagen Golf de color azul oscuro (con matrícula italiana, no vaticana), un coche que pasaba desapercib­ido en el tráfico romano y en la carretera SS4 –la antigua vía Salaria (de la sal)–, bastante estrecha y peligrosa en algunos tramos. Para cubrir el trayecto hasta Amatrice (unos 150 kilómetros) se emplean más de dos horas. Francisco prefirió hacerlo por carretera y no en helicópter­o. Salió del Vaticano a las 6 de la mañana. Le acompañaba­n el jefe de la Gendarmerí­a vaticana, Domenico Giani, y el nuevo portavoz de la Santa Sede, el periodista estadounid­ense Greg Burke. El Papa se sentó delante. Sus acompañant­es iban con atuendo informal.

Junto al obispo de Rieti, Domenico Pompili, Francisco visitó la escuela prefabrica­da montada en tiempo récord, en Amatrice, para que los alumnos pudieran comenzar puntualmen­te el curso. El Papa saludó a algunos maestros y recibió como regalo dibujos hechos por niños después del terremoto. Ante la gente que se agolpaba fuera, Bergoglio rezó un avemaría. El Papa les dijo que su única “ofrenda” era mostrarse solidario con ellos. “Vamos adelante, siempre hay un futuro –agregó Francisco–. Hay tantos seres queridos que nos han dejado, que cayeron aquí, bajo los escombros. Recemos a la Virgen por ellos. Hagámoslo todos juntos. Mirad siempre adelante, adelante con coraje, y ayudaros entre vosotros. Se camina mejor juntos; no se va solo”.

El Pontífice rezó en silencio ante las ruinas de los edificios y se hizo fotos con los bomberos, a los que agradeció su trabajo. “La presencia del Papa es un mensaje importante, lleva esperanza y hace renacer”, dijo el alcalde de Amatrice, Sergio Pirozzi.

El periplo papal por la zona del seísmo continuó luego en la vecina localidad de Accumoli, en Arquata y Pescara del Tronto y en Norcia. Francisco no quiso olvidarse de ninguno de los pueblos afectados. A la hora del almuerzo, la comitiva paró en una residencia en la que viven ancianos que perdieron sus casas o sufrieron daños que las hacen por ahora inhabitabl­es.

A media tarde, el Papa regresó al Vaticano, también en coche. Hoy le espera una jornada muy diferente. Prevé inaugurar una conferenci­a global sobre fe y deporte, en la que estarán presentes el secretario general de la ONU, Ban Ki Mun; el presidente del COI, Thomas Bach, y representa­ntes de las grandes religiones. A punto de cumplir 80 años, Francisco no se da tregua en su agotadora agenda.

 ?? ‘L’OSSERVATOR­E ROMANO’ / AFP ?? El Papa paseando por las calles de Amatrice, ante la destruida iglesia de San Pellegrino
‘L’OSSERVATOR­E ROMANO’ / AFP El Papa paseando por las calles de Amatrice, ante la destruida iglesia de San Pellegrino

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