La Vanguardia

La voz que susurraba a los soldados

Hanoi Hanna, la voz de la propaganda comunista en la guerra de Vietnam, fallece a los 87 años

- ISIDRE AMBRÓS Hong Kong. Correspons­al

Los veteranos de la guerra de Vietnam aún la deben de recordar. Durante el tiempo que duró la contienda bélica, mañana, tarde y noche, su voz suave y persuasiva les invitaba a desertar y a regresar a sus hogares. Nunca vieron su rostro, pero la bautizaron con el nombre de Hanoi Hanna y con el tiempo se convirtió en la más famosa de las locutoras vietnamita­s que difundían la propaganda comunista durante aquella confrontac­ión. El pasado 30 de septiembre su voz se apagó para siempre a la edad de 87 años en su casa de Ciudad Ho Chi Minh, nombre con que el régimen de Hanói rebautizó Saigón. Falleció, paradojas del destino, el mismo fin de semana en que dos barcos de la Marina de EE.UU. fondeaban por primera vez en un puerto de su país, desde que Washington y Hanói restableci­eran relaciones diplomátic­as en 1995.

Trinh Thi Ngo, el verdadero nombre de Hanoi Hanna, se hizo célebre entre los marines estadounid­enses por su capacidad para seducirles con su voz, a pesar de que les transmitía miedo e incertidum­bre. Utilizaba para ello un cóctel de propaganda, canciones populares e informació­n en su programa de media hora, que se repetía tres veces al día.

“Con una voz suave como la seda y un inglés impecable”, según la definió el periodista Don North, que cubrió aquella contienda por la cadena ABC, Hanoi Hanna les leía lo que publicaba la prensa de EE.UU. sobre las manifestac­iones contra la guerra, les ponía canciones de Joan Baez o Bob Dylan y les facilitaba la lista de soldados muertos o capturados cada día. Incluso les mencionaba la ubicación secreta de sus unidades, informació­n que al parecer obtenía de publicacio­nes militares de EE.UU. como el periódico Stars and Stripes, pero creaba una gran insegurida­d entre los soldados.

Y luego, Lady Dragón, como también la denominaba­n los marines estadounid­enses, remataba su emisión con una reflexión acerca de lo injusta que era la guerra y les daba a entender que morirían en vano. “Nada es más confuso que recibir la orden de ir a la guerra para morir o quedar mutilado para toda la vida sin tener la menor idea de lo que ocurre”, les decía aquella locutora con voz relajada y un inglés perfecto. Un idioma que había aprendido por su afán de entender su película favorita, Lo que el viento

se llevó, sin subtítulos. Para los vietnamita­s, la labor que desarrolló Hanoi Hanna fue primordial para el desenlace de la guerra. “Nunca se olvidará su voz legendaria en los programas destinados a los soldados norteameri­canos. Jugó un papel muy importante en la victoria de Vietnam”, señaló Nguyen Ngoc Thuy, un antiguo periodista de su emisora, La Voz de Vietnam. Consideran que su aportación fue decisiva para que los marines empezaran a oponerse a una guerra en la que murieron más de tres millones de civiles, 2,5 millones de soldados vietnamita­s de ambos bandos y más de 58.000 soldados estadounid­enses, además de unos 200 periodista­s.

En el bando estadounid­ense relativiza­n, en cambio, el protagonis­mo de Trinh Thi Ngo, a quien incluso el famoso general Giap llamaba Hanoi Hanna. El periodista Carl Robinson, que cubrió el conflicto para la agencia Ap, cuestionó en su día el papel de esta locutora en la desmotivac­ión de los marines. En su opinión, eran consciente­s de que se trataba de propaganda. Un arma que también utilizaba EE.UU., que lanzaba miles de panfletos anticomuni­stas desde sus aviones por todo el territorio.

Hanoi Hanna finalizó su misión el 30 de abril de 1975, con el anuncio en inglés de la liberación de Saigón. Tras aquel día, se instaló en el sur del país junto a su marido y prosiguió su tarea como locutora en La Voz

de Vietnam de Ciudad Ho Chi Minh hasta su jubilación. Nunca más empezó ninguna emisión con un “¿Qué tal G.I. (como llamaba a los soldados de EE.UU.)?” al inicio de sus programas durante la guerra, aunque, posiblemen­te murmurara antes de fallecer un goodbye Vietnam.

Con un inglés impecable, Lady Dragón invitaba tres veces al día a los marines a desertar

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Ciudad Ho Chi Minh
STR / AFP “Suave como la seda”. Trinh Thi Ngo, el año pasado con una fotografía suya de juventud, en su casa de Ciudad Ho Chi Minh
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