La Vanguardia

‘Golferías’ en el París de los vips

Con las novedades del robo a Kardashian, la ciudad recuerda asaltos sonad dos con ricos saudíes

- RAFAEL POCH

El París mediático ha comentado con cierta sorna el caso de las joyas de Kim Kardashian, robadas el domingo en el dormitorio de la voluptuosa norteameri­cana. Nueve millones –el valor de las joyas– dan para mucho y el perfil de alguien que tiene 130 millones de seguidores de la especie Homo sapiens en las redes sociales (Twitter e Instagram), aún más. Mientras se discute si el asunto afectará a la imagen de París, sus fuerzas vivas más bien se pitorrean.

“Todavía queda gente que sabe trabajar con limpieza en Francia”, lanzó en Twitter el actor y director Mathieu Kassovitz, admirado de los cacos que entraron enmascarad­os y con indumentar­ia policial.

Kardashian fue hallada atada y amordazada con cinta adhesiva (los franceses describen esto como “salchichon­ada”) en el baño

Una hija del rey Salman de Arabia Saudí tuvo que salir por piernas de París tras haber ordenado una agresión

del dormitorio de su apartament­o dúplex. Una estilista de su equipo oyó desde otra habitación el barullo del asalto y la encontró. La emisora Europa 1 incluso radió una entrevista ficticia con el fiscal de París, François Molins, absolutame­nte demoledora para Kardashian, al tiempo que los teleñecos de Canal+ se cebaban en ella y la prensa matutina revelaba que, mientras la celebridad era asaltada en su lecho, su guardaespa­ldas, Pascal Duvier, una mole de 119 kilos y 1,93 de altura, estaba en la discoteca velando por las otras dos hermanas Kardashian...

Pero ¿qué tiene en común la estrella de televisión california­na con la guineana Mariama Diane Diallo, 28 años, de profesión camarera? Más allá de las diferencia­s de fortuna, ambas han sufrido una agresión, pero de muy distinta índole. La guineana fue agredida hace casi seis años en el anonimato del hotel Hyatt de la rue de la Paix (5 estrellas). Mientras estaba haciendo la habitación, un personaje de la delegación del jeque qatarí Al Zani se abalanzó sobre ella a lo Dominique Strauss-Kahn. Dos días antes, otro miembro de la delegación se masturbaba desnudo delante de otra camarera. El hotel no denunció el hecho, pero acabó despidiend­o... a la camarera.

Casi seis años después y tras un intento de suicidio, el hotel y la empresa de limpieza subsidiari­a han sido condenados a indemnizar con 57.243 euros a la mujer, que ahora tiene 33 años, dos menos que la mediática california­na. Ese dinero alcanzaría para pagar justo cuatro noches en el discreto hotel para celebridad­es del distrito VIII de París, el Hotel de Pourtalès, en el que Kim Kardashian fue asaltada el domingo. La policía no tiene dudas de que se trataba de una banda de profesiona­les, al parecer de “aspecto europeo” y que hablaban francés sin acento.

La del Hyatt no es la única, ni desde luego la más sonada, de las golferías a cargo de ricos del Golfo en esta ciudad. En septiembre la princesa Hassa, de 42 años, única hija del rey Salman de Arabia Saudí, se fue por piernas de París, tras un incidente registrado en el enorme dúplex que tiene en uno de los edificios más feos de la elegante Avenue Foch, cerca del Arco de Triunfo y uno de los lugares más caros de París. Como suele ocurrir, las versiones difieren. Según la víctima, un pintor y decorador que hacía obras en el piso fue atacado por el guardaespa­ldas de la princesa por hacer una foto del lugar. Le acusaron de querer filtrar la foto a la prensa, le ataron, le golpearon y le hicieron besar los pies de su alteza, que abandonó la ciudad mostrando su pasaporte diplomátic­o. “¡Maten a ese perro!”, es una de las frases en disputa de la feudal escena que duró cuatro horas y que el abogado del guardaes-

paldas desmiente rotundamen­te.

Hace un año tres tipos que mendigaban robaron el reloj de pulsera de 180.000 euros que llevaba un príncipe saudí cuando este salía de su hotel. En agosto asaltaron a otra princesa saudí y le robaron un reloj que valía un millón. Y en el 2014 hubo un cinematogr­áfico ataque con fusiles al cortejo automóvil de otro potentado saudí. Las golferías de París, que no es en absoluto una ciudad insegura, dan para novela y media.

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AP PHOTO / ANDRES KUDACKI) Cuatro guardas de seguridad estaban apostados ayer a la entrada del edificio de Kardashian y Kanye West, en Nueva York
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Kardashian, s
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TWITTER/ KIMKARDASH­IAN seguida de su guardaespa­ldas Pascal Duvier

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