Una ‘Vogue’ sin modelos para el Reino Unido
En el próximo número sólo aparecerán “mujeres reales”
En las páginas interiores del próximo número de la edición británica de la revista Vogue –que estará en los quioscos el próximo jueves– no aparecerá ninguna supermodelo.
Así lo ha decidido Alexandra Shulman, la directora de la revista, que ha tomado la decisión de que salgan sólo mujeres “reales”.
Shulman promueve esta iniciativa –según declaraciones al rotativo británico The Telegraph– porque cree firmemente que las mujeres que desarrollan una profesión o aquellas en posiciones de autoridad o de poder deben ser capaces de satisfacer su interés por la moda sin que se las tache de frívolas. “En este país, si eres una mujer expuesta al público pero no te dedicas a la moda o al negocio del entretenimiento, aún hay un estigma para que puedas disfrutar sin prejuicios de tu propia imagen y experimentar con ella”, ha declarado Alexandra Shulman.
Entre las modelos que aparecerán están la historiadora de la arquitectura Shumi Bose, Brita Fernández Schmidt, que dirige una oenegé; la directora creativa del Hello Love Studio, Jane Hutchison; Kitty Travers, creadora de una marca de helados, así como algunas de las mujeres que hay detrás de la empresa de transportes Crossrail de Londres. A pesar de las nobles intenciones de la editora de Vogue , de momento la portada sigue reservada para las modelos, las actrices y las celebridades. En esta ocasión, tampoco aparece una top, sino que su protagonista será la actriz Emily Blunt. Shulman, de 58 años, es la editora de la Vogue británica desde 1992 y –además de aumentar la circulación de la revista en 200.000 ejemplares– siempre se ha caracterizado por su actitud beligerante respecto a la imagen corporal de las mujeres en los medios de comunicación y en el mundo de la moda. No publica nada sobre dietas o cirugía estética, y en el 2009 escribió una carta a los diseñadores más importantes en la que les decía que las tal las minúsculas que estos les ofrecían para las sesiones de fotos de
Vogue no hacían más que animar a las modelos a estar enfermizamente delgadas.
Algunos medios británicos también han querido ver en esta decisión de Shulman una manera por parte de la británica de marcar un perfil propio y diferenciado del de su némesis, Anna Wintour, la todopoderosa editora de la edición estadounidense de Vogue. Y para muestra un botón. En un reciente documental emitido por la BBC sobre Shulman y su trabajo en Vogue ,se veía cómo esta cambiaba la portada en el último instante sólo para adelantarse a Wintour y ser la primera en sacar a la cantante Rihanna en la portada. Y el pasado lunes, Shulman se dio mucha prisa en aclarar en Twitter que los periodistas de
Vogue que habían protestado por el trato de favor recibido por los blogueros en la Semana de la Moda de Londres trabajaban para la edición de EE.UU. y no para la británica. La editora de la edición británica de la revista se ha distinguido por su beligerancia hacia la cosificación