La Vanguardia

Los violadores de Pamplona actuaron también en Córdoba

El juez imputa a cuatro acusados otro delito sexual en grupo

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El panorama judicial para cuatro de los cinco sevillanos acusados de la violación en grupo de una chica en los Sanfermine­s se complica mucho más. El juez de Pamplona les imputa también otro delito de abusos sexuales cometidos sobre otra joven, en esta ocasión en el mes de mayo y en la localidad cordobesa de Pozoblanco, donde estaba destinado uno de los detenidos, aspirante a guardia civil.

Aunque en esta ocasión el magistrado no les atribuye el delito de violación, el modus operandi se asemeja al utilizado en la capital navarra. Con el agravante de que el auto subraya el convencimi­ento del juez de la existencia de “serios indicios de que utilizaron sustancias destinadas a provocar la inconscien­cia de la víctima”.

La nueva imputación supone un golpe muy duro para la coartada que todos ellos habían presentado ante el juez, en el sentido de que las relaciones sexuales con la joven de Madrid, mantenidas en un portal de Pamplona, habían sido “consentida­s”. Si se confirma la implicació­n de los sevillanos en esta nueva agresión, su llamamient­o a la presunción de inocencia queda muy seriamente dañado.

Según el auto judicial, A.J.C.E., uno de los imputados, se ganó la confianza de la mujer, a la que se ofreció a llevar en coche a su casa. Nada más sentarse en el asiento del copiloto, la chica “cayó en un estado de profunda inconscien­cia”, debido probableme­nte al uso de una droga conocida como burundanga, que anula la voluntad. Después se subieron al coche J.A.P.M, J.E.D y A.M.G.E y, mientras este último conducía, los otros aprovechar­on para tocar los senos de la chica y besarla en la boca mientras se reían, llamaban “la bella durmiente” a la mujer y grababan lo sucedido con un teléfono móvil. En las imágenes, según el auto, se aprecian claramente los abusos mientras la mujer permanece en absoluto estado de inconscien­cia.

Cuando se despertó, se encontraba completame­nte desnuda en el asiento trasero, con el mono y las medias rotas. La joven se vistió y se colocó en el asiento del copiloto, momento en que A.J.C.E. le exigió que “le hiciera una felación”. Ante la negativa de la chica, el investigad­o “le golpeó dos veces en la cara y otra en el brazo”.

Las imágenes fueron compartida­s luego en un chat de WhatsApp llamado Manada, el mismo al que en julio subieron imágenes de la presunta violación colectiva de Pamplona. Los investigad­ores han encontrado un tatuaje de un lobo en la pierna de uno de los detenidos con la inscripció­n: “El poder del lobo reside en la manada”.

Según el auto, los hechos se encuentran tipificado­s en el artículo 181 del Código Penal como cuatro delitos de abuso sexual. El juez imputa además a A.J.C.E. por un delito de lesiones.

ADOLFO S. RUIZ

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