El FMI defiende la globalización ante el Brexit y Trump
El Fondo ve en los populismos una amenaza al modelo hegemónico durante treinta años
El Fondo Monetario Internacional (FMI) está haciendo enérgicos esfuerzos en el inicio de su asamblea anual en Washington esta semana para defender el paradigma de la globalización de los mercados, dominante desde hace 30 años, ante la emergencia de populismos en materia económica, plasmados en el Brexit y en el discurso de Donald Trump. En un momento de crecimiento débil y de desigualdad extrema, los economistas del Fondo temen que se ponga en peligro la agenda de integración comercial y financiera, movimiento transfronterizo de mano de obra y un estado pasivo, defendida por todas las instituciones de Washington.
Maurice Obstfeld, el economista jefe del Fondo, expresó esos temores durante la presentación del informe de expectativas económicas globales ayer. El crecimiento raquítico y la desigualdad han creado “un movimiento político que echa la culpa de todos los males a la globalización y pretende amurallar las economías frente a las tendencias globales en lugar de cooperar con las naciones extranjeras; el Brexit es sólo un ejemplo...”.
El otro ejemplo de esa amenaza es, sin lugar a dudas, el candidato republicano a las elecciones en Estados Unidos, Donald Trump. Curiosamente, el nuevo hotel Internacional Trump se sitúa en la avenida Pennsylvania, a escasos metros de la sede del FMI. El Fondo insta a los gobiernos a “defender la integración comercial”, evitar el proteccionismo e “implementar medidas que combatan la desigualdad de la renta” mediante políticas de expansión fiscal muy cautas. Trump, en cambio, pretende romper en pedazos los tratados de libre comercio con México y los países asiáticos, aplicar aranceles gigantescos sobre las importaciones de China, frenar la movilidad de la mano de obra y recortar impuestos para las rentas altas sin recortes del gasto para compensarlo. Se trata de una herejía para el FMI. “Trump representa un cambio bastante drástico de la posición histórica de EE.UU. respecto al comercio”, dijo Obstfeld. Hillary Clinton, sin duda, es la candidata del consenso de Washington en estas elecciones.
Aun así, Obstfeld reconoce que el statu quo neoliberal (el FMI ya admite el uso del término) es parte del problema. “Acumulamos un crecimiento demasiado bajo durante demasiado tiempo”, dijo Obstfeld. La economía estadounidense crece menos de lo que se esperaba aunque China y Europa lo hacen un poco más. Pero hay una paradoja en China, la gran esperanza de la agenda globalizadora. Para el Fondo, el arranque de la economía china es el resultado de una expansión del crédito insostenible, y el apoyo estatal a industrias con un exceso de capa- cidad. Esto forzará una desaceleración más brusca en el futuro. “El optimismo a corto plazo en China se traduce en pesimismo a medio plazo”, remató Obstfeld.
Europa también crece más de lo que el FMI esperaba. Pero esto es precisamente porque el Brexit –que puso los pelos de punta a los ejecutivos del Fondo– no ha resultado tan desastroso para la economía europea como advertían. El FMI ha revisado al alza el crecimiento británico este año. Las secuelas del Brexit “han sido mucho más favorables de lo que nadie esperaba”, reconoció Obstfeld .
El menor impacto del Brexit supone otro problema, ya que un Brexit con éxito plantea cuestiones sobre la tesis central del FMI, de que no hay alternativa a la apertura económica y la liberalización transfronteriza. Quizás por eso, el Fondo
prevé un impacto mas negativo de la salida británica de la UE en el 2018.
La decisión de la Reserva Federal de aplazar las subidas de tipos de interés reforzará el euro frente al dólar. Esto eleva el peligro de deflación , advierte el FMI. Este organismo vuelve a instar a Alemania a invertir agresivamente en infraestructura. Endeudarse en un momento en que el coste del crédito es casi cero impulsará el crecimiento y “ayudará a hacer más sostenible la deuda pública”, dijo Obstfeld. Pero si Trump suena a populismo en la sede del FMI, esta idea de gastar sin coste huele a populismo en Berlín.
Sin una expansión fiscal en la zona euro, el FMI duda de que Mario Draghi pueda prevenir una mayor desinflación. En general, la dependencia casi absoluta de políticas monetarias heterodoxas para mantener el crecimiento es peligrosa, advierte el FMI. “Los mercados temen que no exista espacio para combatir la próxima crisis”. Una crisis cuyo nombre podría ser Donald Trump.
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