La digitalización, una asignatura pendiente
Los nuevos modelos de negocio digitales amenazan a las empresas más tradicionales y pronostican cambios en la cultura empresarial
Hace más de 2.000 años Heráclito sentenciaba que “lo único constante es el cambio”. Hoy en día, la nueva era de transformación digital que vivimos corrobora las palabras del filósofo. Algunos sectores consolidados, como el del transporte, la industria musical o el turismo hotelero han visto sus ingresos reducidos con la llegada de nuevos modelos de negocio como Blablacar, Uber o Airbnb. La transformación digital es un fenómeno latente que cambia el ecosistema del mercado. Los sectores están evolucionando y aparecen nuevas formas de organización interna y de atención al cliente. La salida para las empresas que nacieron antes de esta revolución digital es subirse al barco, mientras que para las empresas que acaban de nacer la digitalización ya no puede ser una opción.
CUESTIÓN DE PRIORIDADES
El problema de las grandes empresas o compañías es que no consideran la digitalización como una prioridad. Mireia Ra- nera, consultora digital en Incipy, asegura que la estrategia del avestruz –adoptada por grandes corporaciones– es negativa para el desarrollo competitivo de las compañías. Según Ranera, esta estrategia se basa en que “las empresas se tapan los ojos, esperan que otros negocios avancen y se equivoquen, y si entonces no observan riesgo, se suman a la innovación”. Esta maniobra actúa como salvavidas ante la falta de determinación, pero no tiene en cuenta que ahora “el líder es el primero que cambia la forma de relacionarse con el cliente a través de la tecnología y las redes”. Por ello, si las empresas dejan la digitalización como una asignatura pendiente y no reaccionan ante esta amenaza del sector, su supervivencia puede pender de un hilo.
La trascendencia de este cambio radica en que la transformación digital debe constituir un cambio global para toda la compañía. “Antes se usaba el I+D en departamentos determinados, para innovar en servicios o procesos concretos”. Sin embargo, la digitalización se entiende como un proceso transversal “que impacta y afecta a todas las áreas de la compañía, con proyectos que vinculen y hagan partícipes a los trabajadores”. A causa del exceso en la oferta de productos y servicios, la diferenciación se convierte en una adquisición casi obligatoria para el mundo de los negocios. “El cliente busca una experiencia diferente que sea más fácil, divertida, cómoda…”. Además, la digitalización ha cambiado sobre todo la relación con el cliente, ya que el amplio acceso a la información hace que la toma de decisiones sea distinta. Ahora existen programas informáticos que fabrican datos objetivos de ventas o clientes que desbancan el poder de decisión del antiguo líder, conformando así organizaciones más colaborativas e igualitarias.
CULTURA DIGITAL
La necesidad de formación de los empleados y de replanteamiento del modus operandi se hace entonces evidente. “Debe haber un diálogo sobre qué implica la digitalización e internamente una reflexión a todos los niveles de la compañía. Se debe hacer una transformación cultural incluso”. Paula Álvarez, experta en transformación digital de ideas4magic, asegura que la formación debe ser personalizada, es decir, que los trabajadores deben adquirir nuevos conocimientos para innovadores modelos operativos de negocio. Aunque por otra parte la formación también debe ser estructural y dotar a la compañía de las herramientas que hagan cambiar su cultura. Para cambiarla es necesario modificar la actitud y la manera de concebir el negocio. Plantearse que con la digitalización la única forma de conseguir el éxito es saliendo de la zona de confort, y estando siempre conectado con el cliente y las acciones de la competencia.
“A las empresas les falta tiempo de reflexión y un proceso de redirección de su estrategia empresarial para definir cómo van a abordar esta transformación”. Para Álvarez la digitalización supone en sí misma una ventaja competitiva para las pymes, que al tener menos empleados, pueden “digitalizar su organización y su manera de funcionar más rápido y de raíz”. La nueva era digital supone el fin de las compañías con una jerarquía muy marcada y un modelo de negocio rígido. La concienciación, según Álvarez, debe ser completa pues “lo que estamos viviendo ahora, la llegada de internet y la digitalización, se puede comparar con la llegada de la revolución industrial: con Edison y la máquina de vapor”.
EN LA ERA DIGITAL, LIDERA EL MERCADO EL PRIMERO QUE CAMBIA LA FORMA DE RELACIONARSE CON EL CLIENTE
LA
FORMACIÓN DEBE CENTRARSE EN LOS EMPLEADOS, PERO TAMBIÉN EN CAMBIAR LA CULTURA DE LA EMPRESA