La Vanguardia

El Barça golea al Deportivo en el regreso de Messi

Rafinha marca dos tantos en un triunfo plácido que rubrica el argentino (4-0)

- JUAN BAUTISTA MARTÍNEZ

Un día tranquilo en la oficina. Tan sosegado como necesario. Tan cómodo como indispensa­ble. El Barça recuperó sensacione­s con una sencilla victoria ante el Deportivo que se gestó gracias a la fe y el oportunism­o del bigoleador Rafinha y se completó con el regreso dichoso de Messi, que volvió en la segunda mitad para coger ritmo, para meter un tanto y para deleitar con algunas acciones que sólo él puede brindar. Tras el descalabro de Vigo y antes de recibir al Manchester City no estaba el decorado azulgrana como para hacer más concesione­s. A la espera de rivales de más entidad bien estuvo que el Barcelona, que fue de menos a más, evitara complicaci­ones. En un duelo en el que Luis Enrique pudo dosificar otra vez a Luis Suárez sólo faltó la guinda, que marcara Alcácer, pero el atacante sigue negado.

La tarde se despertó con un debate sobre el lateral derecho. Sin Sergi Roberto y con Aleix Vidal en la grada de nuevo, ¿quién ocuparía esa posición? Pues decir que nadie sería una verdad a medias. Nadie cuando el Barcelona tenía la pelota, y Mascherano cuando el balón era propiedad del Deportivo. Porque Luis Enrique, que volvió a dar descanso a Iniesta, dispuso un dibujo como el del partido de Leganés, un 3-4-3, con una salvedad. Aquella vez Messi ejercía de supuesto extremo y Rafinha era el carrilero. En esta ocasión el brasileño se ubicó en el flanco y fue Arda el que se colocó por detrás. Es decir, que pese a que el asturiano repetía táctica, lo hacía con hombres diferentes, lo que restó de entrada naturalida­d al juego.

Le costó al Barça desperezar­se y ocupar bien las posiciones. Hablaba Piqué con sus compañeros de zaga y lo hacía Arda con Rafinha para buscar una mezcla precisa, pero al campeón le faltaba rapidez con el balón. Todo cambió con la llegada del primer gol, a los veinte minutos. Es verdad que antes Neymar estampó un remate magnífico en el larguero y que en la continuaci­ón Suárez cabeceó arriba, con todo a favor, pero no fue hasta que Rafinha halló la red que el Barça y un Camp Nou muy poblado y más animado empezaron a disfrutar. El brasileño le birló la cartera a Navarro, combinó con Suárez y tiró a puerta. La diosa fortuna vino también a echarle una manita puesto que Lux no acertó a despejar un balón que tampoco transporta­ba mucho veneno. A favor del portero cabe decir que evitó un resultado de escándalo en la segunda parte.

Con el 1-0 el Barça mejoró en su presión, adelantó líneas y tuvo más ardor a la hora de robar balón en la

UN JUGADOR EN RACHA

LAS DOS CARAS DEL ATAQUE

GOL DE CRACK

línea de tres cuartos. Bien plantado entonces en el campo rival empezaron a caer las jugadas más peligrosas, aunque el segundo se generó en una acción de pizarra. Centró Neymar una falta lateral, se elevó imperial Piqué con la cabeza, rechazó el portero y Rafinha, como un cazagoles, volvió a marcar. Ya ha metido cuatro tantos (en sus cuatro remates) en el campeonato. Su eficacia era la del Barcelona, que se iba entonando, aunque sin hacer nada extraordin­ario. Sus mejores minutos hasta el entreacto fueron los últimos, cuando Neymar conectó con Suárez y el uruguayo diseñó un control orientado maravillos­o que le sirvió para meter el tercero. Encuentro resuelto y, con Alcácer calentando ya en la banda, el uruguayo pudo meter aún dos más. Tiró al poste primero y botó una falta ligerament­e desviada antes de que se alcanzara el descanso.

Tres tantos y dos remates a la madera sin necesidad de que aparecie-

Rafinha metió los dos primeros goles gracias a su fe y a su oportunism­o y ya suma cuatro en la Liga Luis Suárez marcó el tercero antes de ser sustituido por un Alcácer que continúa negado Messi, que dispuso de más de media hora, tardó muy poquito en reencontra­rse con la puntería

ra aún Messi ni de pisar en exceso el acelerador y con Suárez siendo relevado para que llegue fresco al miércoles. Panorama que ni pintado pensando en los compromiso­s de la próxima semana. Con los deberes hechos el Estadi sólo quería una cosa, asistir al regreso del crack argentino. No tuvieron que esperar mucho, puesto que Leo dispuso de más de media hora para recobrar su pulso. Messi no decepciona­ría, ya que sólo entrar sería el autor del cuarto. Todo fluye con el rosarino para satisfacci­ón general y también de pasadores como Neymar, que le dejó solo ante el portero. Messi no falló y enseñó que tiene mucha hambre de balón. La asistencia fue mágica y el remate, elevado, mucho más complicado de lo que parece.

Por si el chaparrón para el Deportivo no fuera suficiente el equipo gallego se quedó con diez de manera estúpida tras un codazo de Laure a Neymar, especialis­ta en desquiciar a sus marcadores. Era el momento de la diversión y así lo interpretó Messi, más feliz que unas castañuela­s con la pelota cosida a la bota. Si no cayeron más goles fue porque Alcácer continúa gafado. El valenciano vio como Lux y el palo desbaratab­an un cabezazo suyo antes de que el propio guardameta repeliera otro chut de Alcácer a bocajarro. Era más fácil meterla que fallarla, igual que la que tuvo en la última jugada, pero la mandó fuera. Increíble. Ayer el equipo se lo podía permitir.

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Rafinha abrió el marcador con este remate con la pierna derecha
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XAVIER GÓMEZ

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