Territorio Gordillo
El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo reúne seis décadas del genial pintor sevillano
El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC), ubicado en el monasterio de las Cuevas, acaba de abrir las puertas a una gran retrospectiva del pintor Luis Gordillo (Sevilla, 1934). A través de doscientas obras, bajo el título Confesión general, la muestra ofrece una amplia mirada de este creador clave en el arte contemporáneo.
Confesiones de un sevillano en el gran templo de la creación actual de su ciudad. El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC), ubicado en el Monasterio de Santa María de las Cuevas, acaba de abrir las puertas a una gran retrospectiva del pintor Luis Gordillo (Sevilla, 1934). A través de doscientas obras, bajo el título de Confesión General, la exposición presenta el recorrido artístico de uno de los nombres esenciales del arte contemporáneo español. El artista lo ve como la ocasión de “reconocer todos los caminos que he abordado en mi obra. Una oportunidad de reflexionar sobre mi trabajo y establecer un territorio propio, el territorio Gordillo”.
Se trata de la primera gran exposición del artista en su ciudad, en el marco de la Isla de la Cartuja. Allí, el aficionado podrá contemplar hasta el 28 de febrero obras decisivas en la creación de un pintor que es referente para muchos artistas actuales pese a que, como señala Luis F. Fernández Montiel, desarrolla “un trabajo en solitario, a menudo a contracorriente, diferenciado y convertido en modelo para muchos, no solo los que han compartido espacios y tiempo con él, sino aquellos para los que sigue siendo un modelo pese a las diferencias de edad y perspectivas”.
Aunque Gordillo ya fue objeto de dos grandes antológicas celebradas en el Macba de Barcelona (1999) y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, en 2007, se trata en este caso de una retrospectiva en la que pueden apreciarse desde las primeras obras de Gordillo en París, donde vivió “solo, deprimido y pobre”, como recordaba el pintor, que empezaron con sus dibujos automáticos relacionados con el informalismo, a la apoteosis creativa del nuevo siglo, cuando da entrada a lo digital y sigue innovando en soportes y técnicas.
Un desarrollo cronológico que se agrupa en salas específicas donde por encima de la cantidad prima la visibilidad de sus diversas épocas. De los dibujos automáticos relacionados con el informalismo de su primera época parisina, a las cabezas emparentadas con el pop británico junto a sus tricuatropatas, peatones y automovilistas; el dibujo como vertebrador de su producción de los años 70; la década de los 80 en la que se destaca especialmente su serie de Los Meandros; los 90 agrupados en torno a su Blancanieves, para terminar el recorrido con su serie de cabezas de 2015.
Seis décadas de arte “construido a zancadas, a saltos en vez de a pasitos, como le ocurría a Picasso y, sobre todo, a Picabia”, manifiesta Gordillo, para quien esta retrospectiva ha supuesto también un hallazgo: “pensaba que mi obra era más dura, que los dibujos de la década de los setenta eran feroces y desagradables porque así me sentía entonces. Ahora me asombra comprobar que obras de la época en la que estaba más hundido hoy me parecen simpáticas y coloristas”, asegura.
La exposición, cuyos comisarios son Santiago Olmo, director del Centro Gallego de Arte Contemporáneo, y Juan Antonio Álvarez Reyes, director del CAAC de Sevilla, cuenta con un 20% de obras inéditas que provienen directamente del estudio que Gordillo mantiene en Madrid, estudio del que se incluye una reproducción parcial en la exposición pese a su inicial negativa. “Tengo el suelo y las paredes llenas de cosas. Mi estudio es como un cerebro en el que penetro. Como todo está a la vista, el espacio está vivo. Muevo algo y casi de manera inmediata surgen nuevos materiales plásticos”, lamenta Gordillo.
Entre las telas más destacadas que se exponen podrían citarse Los chinos (1969), con sus tonos amarillos y azules, Blancanieves y el Pollock feroz, La Sinfonía bisagra o sus conocidas cabezas). Una extraordinaria muestra de quien está considerado como el padre de la nueva figuración madrileña, grupo en el que se encontraban andaluces como Manuel Quejido, Guillermo Pérez Villalta o Carlos Alcolea.