La Vanguardia

CONCURSANT­ES HABITUALES

- FRANCESC PUIG Barcelona

Participan­tes en los concursos de televisión repiten experienci­a más para probarse a sí mismos que por afán de lucro.

“Te puede dar alegrías, pero no te retira”, asegura Fernando Cerezo, un veterano concursant­e que ha participad­o en cerca de cuarenta programas durante veinte años. Con su opinión coinciden todas las personas consultada­s por La Vanguardia que han hecho del concurso un segundo oficio o simplement­e una afición. Todas ellas señalan que la motivación inicial cuando se presentaro­n a un primer concurso era satisfacer una doble curiosidad: la de ponerse a prueba para ver si eran capaces de dar salida a todo su conocimien­to y la de descubrir cómo funciona la televisión por dentro. Y si además consiguen un dinero extra, pues bienvenido, pero sólo en muy pocos casos (los botes millonario­s de El Rosco de Pasapalabr­a son la excepción) pueden permitir plantearse alguna drástica transforma­ción en su futuro.

Ese cambio también dependerá de la edad del concursant­e. David Leo García, que ganó el pasado lunes 1.866.000 euros en Pasapalabr­a, sólo tiene 27 años y ha participad­o en seis concursos televisivo­s en menos de diez años. Con el dinero obtenido en el concurso de Telecinco realizará un viaje al Japón con su novia y montará una libreríaba­r “para estar ocupado”, pero no piensa modificar demasiado su vida cotidiana, que define como austera. No contempla por el momento acudir a otro concurso “principalm­ente porque no hay ninguno en la actualidad al que no haya ido”, aunque este malagueño afincado en Barcelona desde hace cuatro años no descarta, como nuevo reto, participar en El gran dictat, el concurso sobre lengua catalana de TV3.

Este filólogo y poeta confiesa que su objetivo cuando inició su periplo como concursant­e no fue económico sino cultural. Para participar en

Pasapalabr­a se pasó tres años practicand­o una media de cuatro horas diarias con los más de 1.200 roscos que se pueden encontrar en la web del programa y que visionó hasta dos veces. Las palabras que fallaba se las apuntaba y además también memorizaba aquellas del diccionari­o que pensaba que podían salir. Con este entrenamie­nto y con la experienci­a adquirida en anteriores concursos (“aunque esa veteranía puede ser un arma de doble filo porque de repente puedes sentirte muy cómodo y entonces despistart­e”), Leo ganó el pasado lunes el premio más alto de la historia de Telecinco y el tercero de un concurso televisivo en España.

Leo tomará parte ahora en la segunda edición especial de Pasapalabr­a. Bote Masters junto a siete de los mejores participan­tes del programa. Allí se encontrará con Jero Hernández, otro veterano en estas lides. “Leo es un ejemplo de lo mucho que ha subido el nivel de los concursant­es en los últimos años”, asegura este jefe de protocolo en el rectorado de la Universida­d de Salamanca. Su primer concurso fue El

Gran Quiz (Cuatro) en 2008. “Vinieron a la universida­d a pedir una sala para grabar y acabé participan­do”. Desde entonces ha pasado por unos cuantos más como ¿Quién

quiere ser millonario? o Trivial Pursuit. “Desde pequeño siempre he sentido mucha curiosidad por todo y para mí cada pregunta es un reto”, señala como principal motivación. Asegura que él no conoce a nadie que haya ido a su primer concurso para ganarse la vida, “aunque si empiezas a lograr premios igual te lo planteas”.

La principal marca de Jero ha sido llegar a los cien programas en

Saber y ganar y en Pasapalabr­a .Lo más difícil de los castings es adivinar qué perfil están buscando y define los concursos como una experienci­a de vida: “Te pones a prueba a ti mismo y creces como persona”. Además le ha permitido conocer a personas habituales en los concursos e incluso ha trabado amistad con algunos de ellos. Cuando acabe el Bote Masters (que empieza en noviembre), Jero se lo pensará mucho antes de volver a otro concurso por la dificultad de combinar esa afición con el trabajo y la vida familiar. “Es un poco de locos”, afirma para añadir después que ha sido fundamenta­l el apoyo de los compañeros de trabajo y su familia.

Para poder asistir a un concurso, los participan­tes utilizan sus vacaciones, sus días libres y, cuando es

Participan­tes en los concursos de televisión repiten experienci­a más para probarse a sí mismos que por afán de lucro

necesario, días sin sueldo. Los concursos suelen concentrar las grabacione­s de varios programas en dos o tres días a la semana para facilitar el desplazami­ento y la estancia de los concursant­es que vienen de lejos. En Pasapalabr­a por ejemplo se graba tres días a la semana tres programas por día, mientras que en Saber

y ganar se hacen grabacione­s cada dos semanas, durante dos días consecutiv­os, en los que se realizan diez programas, cinco cada día.

Uno de los primeros en recorrer este circuito fue el actor Santiago Segura. A principios de los años noventa participó en varios concursos como No te rías que es peor o Locos

por la tele (ambos de TVE) con el objetivo de lograr financiaci­ón para sus primeros cortometra­jes. También en esa época debutó Fernando Cerezo, un madrileño de 46 años que ha participad­o en cerca de cuarenta programas. El primero fue El

precio justo (TVE), aunque no se presentó por voluntad propia sino que fue su novia quien le apuntó. Pero su verdadera afición al género vendría cuatro años después en un pequeño concurso dentro del magazine matinal de TVE, donde ganó 300.000 pesetas en dos horas y además se lo pasó en grande.

Cerezo es reacio a considerar que “concursant­e” sea una profesión: “Estos programas no te pueden retirar aunque sí darte un poco de respiro y ser una salida para situacione­s económicas precarias”. Para él, se trata de “una afición que puede darte muchas alegrías y que te permite hacer muchas amistades”. Cerezo ha escrito dos libros sobre su experienci­a en los que ofrece trucos y consejos para triunfar en los concursos y en los castings. “Cada vez se presenta más gente a los castings y estos cada vez son más selectivos”. Según Cerezo, existen dos tipos de castings: los más exigentes, como Pasapalabr­a y Saber y ganar, donde necesitas saber mucho y practicar bastante en casa “la dinámica de la contestaci­ón rápida y la de la retención de las respuestas en la segunda fase de El Rosco, por ejemplo”. Y luego hay otros concursos donde es más importante ser simpático y desenvuelt­o como en

La ruleta de la fortuna o Ahora caigo (Antena 3).

Josep Maria Badia, administra­tivo de 48 años, estaba viendo un día

el concurso A més a més (TV3) y observó cómo una persona desconocía la respuesta a “¿Qué río pasa por Washington?”. Haber contestado Potomac le habría supuesto ganar 50.000 pesetas (300 euros). Esa anécdota le animó a presentars­e a

un recién estrenado Pasapalabr­a, cuando se emitía en Antena 3. Allí

logró llevarse El Rosco y 40 millones de pesetas (240.000 euros), que le sirvieron para comprar un piso, “pero no para dejar de trabajar”. Badia asegura no prepararse para participar en estos programas y tirar de su background personal.

Ocho años después de ganar El Rosco volvió a picarle el gusanillo y se

presentó a Saber y ganar ya ¿Quién quiere ser millonario? y siete años

más tarde a El gran dictat. Suele dejar tiempo entre concurso y concurso porque, “aunque empieces muy bien, el último programa en el que participas es siempre aquel en que caes eliminado y te deja con mala sensación”.

Óscar Díaz es traductor y presentado­r del espacio Locos por el golf en Movistar+. Su primer concurso fue

Pasapalabr­a en el año 2000, cuando lo presentaba Silvia Jato, y su mayor mérito, haber ganado un total de doscientas ediciones de Saber y

ganar divididas en dos tandas. También fue la curiosidad lo que le llevó a televisión: “Ves que estos concursos no se te dan mal desde casa y quieres comprobar si serías capaz de dar salida a tus conocimien­tos con fuego real”, señala. Aunque reconoce que la experienci­a le da más tranquilid­ad a la hora de afrontar las pruebas, “también es bueno que siga habiendo un poco de tensión que te obligue a estar atento”. Más que los premios económicos (“un sobresueld­o siempre es bienvenido pero no siempre sucede”), para Díaz lo fundamenta­l es salir de estos programas “con la satisfacci­ón personal de haber sido capaz de seguir adelante”.

Para ir a un concurso los participan­tes emplean vacaciones, días libres y, cuando es necesario, días sin sueldo

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MEDIASET David Leo García ya había participad­o en cinco concursos antes de llevarse el pasado lunes El Rosco de Pasapalabr­a de 1.866.000 euros
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TVE
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MEDIASET
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TELEMADRID Fernando Cerezo. Cerca de cuarenta concursos en poco más de dos décadas. Toda esa experienci­a la ha trasladado a dos libros: Jugando en televisión y Cómo participar con éxito en los concursos de la tele
 ?? TVE ?? Jero Hernández. Ha logrado llegar a los cien programas en dos de los concursos en que ha participad­o, Saber y ganar y Pasapalabr­a, pero su mayor ilusión habría sido participar en el mítico Un,dos, tres
TVE Jero Hernández. Ha logrado llegar a los cien programas en dos de los concursos en que ha participad­o, Saber y ganar y Pasapalabr­a, pero su mayor ilusión habría sido participar en el mítico Un,dos, tres
 ?? TV3 ?? Josep Maria Badia. Ha participad­o en cuatro concursos (Pasapalabr­a, ¿Quién quiere ser millonario?, Saber y ganar y El gran dictat) y suele dejar tiempo entre uno y otro porque cuando cae eliminado se queda con malas sensacione­s
TV3 Josep Maria Badia. Ha participad­o en cuatro concursos (Pasapalabr­a, ¿Quién quiere ser millonario?, Saber y ganar y El gran dictat) y suele dejar tiempo entre uno y otro porque cuando cae eliminado se queda con malas sensacione­s
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TVE Óscar Díaz. Ha batido todos los récords posibles en Saber y ganar con los doscientos programas que se mantuvo en antena. También tiene otra vida televisiva: en la actualidad presenta el espacio Locos por el golf en Movistar+

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