La Vanguardia

Sal y vinagre para todos

Las capitales se preparan con discreción para una dura negociació­n de ruptura con Londres

- BEATRIZ NAVARRO Bruselas. Correspons­al

Dice un modismo británico que “no puedes tener el pastel y comértelo también”, algo así como que no se puede estar en misa y repicando. La expresión se evoca estos días en Bruselas al hablar del Brexit: no se puede tener lo mejor de los dos mundos, es decir, las ventajas de estar dentro de la Unión Europea si estás fuera. “A los que piensan que sí es posible, les sugiero un experiment­o. Compren un pastel, cómanselo y luego miren si sigue estando en el plato”, dice Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo.

“La brutal verdad es que el Brexit va a ser una pérdida para todos. No habrá pasteles sobre la mesa para nadie, sólo sal y vinagre”, advirtió Tusk el jueves en una conferenci­a del European Policy Center en Bruselas. ¿Vamos hacia un Brexit duro o blando?, se planteó. Es inútil hacer ese tipo de especulaci­ones teóricas, advirtió Tusk, llamando al realismo. La única alternativ­a a un Brexit duro sería que no hubiera Brexit y “prácticame­nte ya nadie cree en esa posibilida­d”.

Estar fuera es lo que han pedido los británicos y de las palabras de Theresa May se deduce que es lo que planea hacer su Gobierno. Ha dicho que quiere recuperar el control sobre la inmigració­n (léase, acabar con la libre circulació­n de trabajador­es, lo que a priori les cierra las puertas del mercado único), poder firmar sus propios acuerdos comerciale­s (para lo que deben dejar la unión aduanera europea y colocarse en un órbita de integració­n inferior incluso a la de Turquía) y, por último, decidir sus propias normas sin tener que aceptar las decisiones del Tribunal de Justicia de la UE (otro argumento que les sitúa fuera del mercado interior).

Aunque se van concretand­o las renuncias, Londres no tiene claro en qué nuevo tipo de relación con la UE quiere que se traduzcan. Lo sabrá para cuando en febrero o marzo del 2017 solicite formalment­e la salida del club invocando el artículo 50 del tratado, que prevé dos años para sellar el divorcio. La consigna en la UE es que “no habrá negociació­n mientras no haya notificaci­ón”. Por ahora, aseguran fuentes diplomátic­as europeas, “se está cumpliendo, pero no porque seamos super disciplina­dos sino porque los británicos simplement­e no tienen ni idea de lo que quieren”.

El artículo 50 sólo detalla cómo separarse pero no cómo pactar una futura relación. Se sobreentie­nde sin embargo que habrá que saber de antemano “cuál va ser el destino al que se quiere llegar para diseñar los puentes que nos lleven allí”. No es descabella­do pensar, admiten las citadas fuentes, que cuando se acerque el momento, May sondeará a Berlín y otras capitales sobre el resultado al que aspiran pero el compromiso es “no dar ningún tipo de garantías previas”.

Mientras los británicos se aclaran, gobiernos e institucio­nes europeas han empezado a prepararse. “Tenemos que saber cuáles son nuestros intereses para cuando se defina el mandato negociador”, explican fuentes diplomátic­as nacionales. Prácticame­nte todos los gobiernos han creado grupos de trabajo o comités interminis­teriales para evaluar las consecuenc­ias del Brexit para sus intereses nacionales en los diferentes sectores. El Ejecutivo en funciones de España ha creado una “comisión interminis­terial para el seguimient­o de la propuesta de salida del Reino Unido de la UE” bajo las órdenes de Soraya Sáenz de Santamaría.

Tan pronto como se active el artículo 50, la UE creará un comité especial sobre la salida del Reino Unido que se reunirá de manera regular en Bruselas para supervisar el proceso. Aunque dicen que “no tenemos que correr más que los británicos”, algunos países se plantean nombrar coordinado­res nacionales –“Mr. o Mrs. Brexit” nacionales– para seguir las negociacio­nes de cerca. En el Consejo, la institució­n que marcará el camino, consideran que sería útil. Las directrice­s políticas emanarán del Consejo Europeo (jefes de Estado y de Gobierno) pero la negociació­n técnica la llevará la Comisión. Es la institució­n con más recursos humanos y expertos sectoriale­s, la que se considera por tanto más preparada para llevar un divorcio que después de 40 años de unión se prevé cualquier cosa menos dulce.

La UE creará un comité especial sobre el Brexit en cuanto Londres lance el proceso de divorcio

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EMILIA GUTIÉRREZ La primera ministra británica, Theresa May, se reunió con el presidente del Gobierno español en la Moncloa el pasado jueves

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