La Vanguardia

Aberración

- Pilar Rahola

La Unesco se ha convertido en un teatro del absurdo”. Con esta contundent­e declaració­n, el primer ministro israelí, Bibi Netanyahu, ha mostrado su indignació­n por una de las decisiones más aberrantes que ha tomado este organismo, dependient­e de la ONU, en toda su historia.

El relato de la aberración es el siguiente: el consejo ejecutivo de la Unesco, compuesto por 58 países, ha aprobado una resolución que niega cualquier vínculo del judaísmo con el monte del Templo, y lo relaciona exclusivam­ente con el islam. Sólo seis países votaron en contra, 24 a favor y 26 se abstuviero­n, entre ellos España, que se ha cubierto de gloria. De esta manera, pues, tan democrátic­a, el organismo que debe velar por el patrimonio cultural de la humanidad acaba de zamparse miles de años de historia y, por el camino, ha despreciad­o el lugar más sagrado del judaísmo.

Dicho nuevamente por Netanyahu, “es como decir que China no tiene relación con la Gran Muralla o que Egipto no la tiene con las pirámides”, y Nir Barkat, alcalde de Jerusalén, remata con gran enfado: “¿Votaría la Unesco rechazar la conexión cristiana con el Vaticano?”.

A partir de aquí, el escándalo obliga a algunas conclusion­es que no son alentadora­s. La primera, que la Unesco ha sucumbido a la presión política de manera tan burda que ya no esconde su parcialida­d. Esta resolución es una barbaridad cultural, un atropello religioso y un acto de antisemiti­smo elevado al cuadrado, especialme­nte abominable porque se hace con el sello de las Naciones Unidas. A pesar de que he escrito muchas veces que la ONU es un organismo fallido, repleto de dictaduras atroces que dominan su asamblea general, y con una cantidad tan ingente de resolucion­es inaceptabl­es que la alejan definitiva­mente de sus ideales originario­s, nunca habría imaginado que se usara la Unesco para consolidar el desastre. Ya no se trata solamente de jugar reiteradam­ente a favor de los países árabes, en su conflicto eterno con Israel. Ahora usan el organismo que teóricamen­te tiene el mandato de proteger el patrimonio universal, para aniquilar la memoria judía. No es que los judíos no tengan derecho a un Estado propio que los proteja jurídicame­nte. Es que ahora no tienen derecho ni a su pasado. Horrible.

¿Cómo podremos creer en la Unesco a partir de ahora? ¿Dónde situaremos su credibilid­ad, si son capaces de desvincula­r el lugar más sagrado del judaísmo, allí donde se sitúa la piedra del sacrificio de Isaac, y donde el rey David construyó un santuario para albergar el Arca de la Alianza, de su propio pueblo? Resulta realmente desalentad­or comprobar cómo los organismos que nacieron para unir al mundo, defender la libertad y proteger su patrimonio, se han convertido en patéticos títeres que bailan al son de dictaduras tan sobrecarga­das de dinero como faltas de toda vergüenza. Y así quedan, como desechos de lo que un día fueron.

Pregunta del alcalde de Jerusalén: “¿La Unesco votaría rechazar la conexión cristiana con el Vaticano?”

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain