TERRAZAS Calle a calle
Giro en la reforma de la ordenanza: el gobierno planea flexibilizar los horarios y las superficies ocupadas
El nuevo criterio municipal para reformar la ordenanza de terrazas es la flexibilidad. Ahora el Ayuntamiento de Barcelona quiere dejar atrás la premisa de la norma única y encontrar el equilibrio en torno a la ocupación del espacio público calle a calle. Y para lograrlo estudia abrir la puerta a horarios variables, a disposiciones de mesas y sillas cambiantes según la hora del día, la época del año, la afluencia de gente... ¿Por qué han de cerrar todas las terrazas a la misma hora?, ¿por qué todos los veladores tienen que guardar la misma distancia con las paradas de buses?, ¿por qué un bar ha de tener siempre el mismo número de mesas y sillas durante todos los días del año y todas las horas de la jornada?
La incorporación del PSC al gobierno de Ada Colau está dibujando un giro copernicano en torno a una de las cuestiones más espinosas del mandato. Hasta ahora la labor municipal se ha caracterizado por una aplicación muy estricta de la normativa que elaboró el gobierno de CiU. Los nuevos gobernantes tacharon la ordenanza de chapuza una y otra vez, insistieron en que la reformarían y mientras tanto sus técnicos la han hecho cumplir a rajatabla. Ni el Gremi de Restauració ni la Federació d’Entitats de Veïns de Barcelona (FAVB) están satisfechos con los resultados. “¿Acaso la parte alta de la Diagonal no es lugar ideal para desarrollar un nuevo modelo de terrazas que además sirvan para embellecer el espacio público? –se pregunta Roger Pallarols, director del Gremi–. En la rambla Catalunya los restauradores estaban dispuestos a hacer algo especial, a invertir, pero la ordenación fue tan restrictiva...”. Y Ana Menéndez, presidenta de la FAVB, tercia que “a veces parece que estemos jugando una partida con los hosteleros. Aquí quito una terraza, allí pongo otra... Y no se trata de eso. Lo que pedimos es que se garantice la multiplicidad de usos del espacio público, que los niños también puedan jugar en la calle, que la gente pueda sentarse sin tener que pagar... ”.
El nuevo responsable del Institut Municipal del Paisatge Urbà, el concejal de Arquitectura, el socialista Daniel Mòdol, asegura que la ordenanza heredada es inaplicable, que no hay modo de regular las terrazas de Barcelona en función de una serie de parámetros inalterables, que las distancias que las terrazas deberían guardar con respecto a las paradas de bus, los parterres, los vados… es bien diferente en el Eixample y en, por poner un ejemplo, Gràcia... Y que lo que tiene sentido en el Eixample es un despropósito en Sant Gervasí, por poner otro ejemplo.
Y el único modo de encontrar el equilibrio en la ocupación del espacio público es, sigue Mòdol, “establecer unos criterios mínimos”, “aligerar la ordenanza”, “desparametrizar”… “y trabajar y negociar calle a calle, recurrir mucho más a las ordenaciones singulares y las disposiciones previas”. Unas y otras, añade el edil, se están revelando como efectivos mecanismos de negociación colectiva, como vías de superación de conflictos. “Porque cada vial presenta escenarios muy diferentes. No tenemos que pensar sólo en mesas y sillas, sino considerar también la abundancia de turistas, el paso de patinetes eléctricos, de bicicletas…, ¿quitamos terrazas para que aparquen más motos en la acera? Barcelona padece una sobrepresión sobre su espacio público. Hasta las zonas infantiles de los parques se cierran.
El edil Mòdol piensa que el número de mesas de un negocio puede variar según la hora El Ayuntamiento dice ahora que la norma que elaboró el mandato anterior es “inaplicable” Ni bares ni vecinos están satisfechos con las ordenaciones acordadas el último año
“En Diagonal y rambla Catalunya perdimos la oportunidad de hacer algo muy especial” “Nos preocupa que esta flexibilidad dé pie a interpretaciones muy interesadas de la ley”
No hemos de especializar el espacio público, sino flexibilizarlo. Si no queremos terrazas que tapen los escaparates de las tiendas, podemos quitar las mesas mientras las tiendas estén abiertas y ponerlas mientras estén cerradas”. Mòdol confía en tener listo el nuevo texto a finales de año, y en lograr el apoyo del Gremi y de la FAVB. De este modo se allanaría su tramitación política y podría entrar en vigor en verano.
“Es de sentido común dar un tratamiento singular a un espacio tan singular como el de la plaza Catalunya –retoma Pallarols, del Gremi–. Lo ocurrido el último año nos demuestra que no es posible aplicar los mismos criterios a morfologías urbanas tan dispares. No estamos desarrollando los potenciales de Barcelona. No estamos alimentando la colaboración público privada. Además, la estricta aplicación de la ordenanza, a quien más daño está haciendo es a los pequeños negocios familiares. Son los bares de barrio los que más mesas y sillas están perdiendo”.
“Unificar toda la ciudad bajo una norma siempre nos pareció contraproducente –repone Menéndez, de la FAVB–, pero desconfiamos de esta flexibilidad. Puede dar pie a interpretaciones interesadas. En la calle Enric Granados se perdió el equilibrio hace mucho tiempo, y tratarla de un modo singular no lo recuperó. Y en Blai ni vecinos ni restauradores están contentos. Veremos lo que pasa en la Rambla del Poblenou... Además, en todo este proceso apenas se está considerando el ruido, y lo que molesta de verdad es el ruido. A todos nos gustan las terrazas”.