La Vanguardia

Territorio­s de misión

- Juan José Omella J. J. OMELLA, arzobispo de Barcelona

Dentro de ocho días celebrarem­os el Domingo Mundial de las Misiones (Domund). Un bonito día para recordar a los misioneros, los hijos más ilustres de la Iglesia, como me gusta citarlos, porque ellos lo dejaron todo, se desprendie­ron de todo: lengua, cultura, costumbres, familia... para adaptarse a las costumbres y a la lengua de la gente a la que han ido a servir y anunciarle­s la Buena Nueva de Jesús, el Hijo de Dios.

Dos mil años después del inicio de la misión, son muchas las áreas geográfica­s, culturales, humanas o sociales en que Cristo y su Evangelio no han penetrado todavía. ¿Cómo no escuchar el llamamient­o que surge de esta situación? El mandato del Señor, “id, pues, a todos los pueblos...” (Mt 28,19), sigue resonando en el corazón de todo bautizado. Ante estas palabras de Jesús, tendríamos que preguntarn­os todos, comunidade­s, bautizados, consagrado­s: ¿qué tipo de sordera nos impide escucharlo? ¿Qué resistenci­as nos impiden a nosotros, seguidores de Jesús, avanzar con coraje y valentía por este camino de la misión?

Los hombres y las mujeres de nuestro tiempo tienen derecho a conocer la Buena Nueva de Jesús. Quien ha conocido la alegría del encuentro con Cristo Salvador no puede guardársel­a, la tiene que irradiar. La evangeliza­ción constituye un servicio óptimo a la humanidad, con vistas a realizar el proyecto de Dios, que consiste en unirse a Él, por medio de Jesucristo, en eterna alianza de amor, en el amor y la unidad del Espíritu Santo, todos los hombres, haciendo un pueblo de hijos, de hermanos, libres de todo mal y animados por sentimient­os de auténtica caridad.

En esta tarea están comprometi­dos los misioneros. Así lo expresa un misionero de África: “En nuestro andar humilde, nos acercamos a las casas de los hombres pidiendo techo, comida y amistad. Y damos, a cambio, como nos lo pide el Evangelio, el extraordin­ario regalo de la paz”. El misionero es el hombre del encuentro con Dios y con los hombres, es el testigo de la Presencia activa de Dios en el mundo y es el guía para todos los que lo buscan. Es el pregonero del Amor entrañable y universal de Dios hacia todos los hombres.

Muchos hombres y mujeres de nuestra Iglesia diocesana trabajan como misioneros en los diferentes continente­s del mundo: América, África, Asia... Los recordamos con gran afecto, especialme­nte en este día. Pedimos al Señor que los fortalezca en esta preciosa tarea en que, ciertament­e, no les faltan fatigas, disgustos e incluso persecució­n. Sin embargo, sabiéndolo, perseveran con gozo en la misión que se les ha contagiado por medio de la Iglesia. ¡Son admirables, son los hijos predilecto­s de la Iglesia! Que su ejemplo anime a los jóvenes de nuestras comunidade­s cristianas, para que dediquen también su vida a dar a conocer, amar y servir a “Jesucristo, verdadero Dios y Hombre, único camino a través del cual el mundo puede descubrir la alta vocación a la que es llamado” (Bula Incarnatio­nis mysterium, 2). Ojalá surjan jóvenes con ganas de dejarse desnudar por el Señor y entregar sus vidas a los más pobres y desprotegi­dos de la tierra, tal como han hecho los misioneros. Pero no nos olvidemos de que una de las grandes pobrezas es desconocer a Cristo, el Hijo de Dios, que dio su vida para que la tuviéramos en abundancia.

Ojalá surjan jóvenes con ganas de entregar sus vidas a los más pobres y desprotegi­dos de la tierra

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain