Aniversario patético
Davant la jubilació Autor: Thomas Bernhard Traducción: Eugeni Bou Dirección: Krystian Lupa Lugar y fecha: El Canal (Salt) (14/X/2016). Temporada Alta
¿Qué tiene que pasar para que dos actrices y un actor consigan que en un espacio dramático, abierto a silencios fenomenales, se respire “el odio, el miedo y la imposibilidad de ser feliz”? La explicación es esta: hace falta que el texto teatral sea de Thomas Bernhard (Heerlen, Países Bajos, 1931-1989), que la representación que se haga haya sido dirigida por el polaco Krystian Lupa (Jastrzebie, 1943) y que la interpretación haya sido confiada a tres profesionales de primera división como Mercè Arànega, Marta Angelat y Pep Cruz.
Davant la jubilació, uno de los espectáculos más esperados del festival Temporada Alta, se ha estrenado con un éxito absoluto en el teatro El Canal, en un montaje de tres horas y media de duración y en el cual hemos descubierto una gran cantidad de matices, inexistentes en la primera versión que con el título de Abans de la jubilació, del mismo traductor (Eugeni Bou), se ofreció en 1986 a la Sala Beckett, dirigida por Rafel Duran.
Davant la jubilació se podrá ver en enero del 2017 en el Teatre Lliure de Montjuïc en un trabajo que, tengo que creer, perfectamente acabado, es decir, con las correcciones necesarias que el viernes por la noche, en Salt, se notaban a faltar en el tramo final del espectáculo: vacilaciones en el desenlace y una morosidad pienso que excesiva en la escena de la contemplación del álbum de fotos que evocan los años en que el personaje de Rudolf (Pep Cruz) ejerció de oficial del ejército alemán. Antes de llegar a estos pocos minutos finales, el montaje es una más de las extraordinarias creaciones dramáticas con las cuales Krystian Lupa ha enriquecido el Festival de Otoño de Girona.
Ciertamente, el material que el director ha tenido entre manos, es una de las más lúcidas exposiciones de las consecuencias morales de la derrota del nazismo entre sus supervivientes. La obra gira en torno al aniversario de Himmler que Rudolf y su hermana Vera (Mercè Arànega) celebran puntualmente cada año, sin conseguir que se añada a la fiesta Clara (Marta Angelat), la otra hermana, imposibilitada, condenada en una silla de ruedas, desde que fue víctima de un bombardeo aliado, pocos días antes del final de la guerra. Bernhard ha tratado obsesivamente la pervivencia de la ideología nazi en diversa gente y en varios escenarios, los domésticos, como en este caso, y los colectivos, cuando habla del mal infiltrado en Austria, lo que fue su país de residencia. Ante la jubilación es una descripción genial de lo que se vive como un exilio interior, por parte de Rudolf y Vera, y como una trágica resistencia por parte de Clara. Los silencios son un parto esencial del drama que experimentan los tres protagonistas. Hay que entender que Bernhard escribió la obra en 1979, cuando Alemania ya vivía el nuevo terrorismo urbano y el nacionalsocialismo residual podía “soñar” (!) un posible progreso.
El trabajo paciente de Vera en la tabla de planchar, a fin de que luzca la indumentaria nazi de Rudolf, viene a ser una metáfora de la esperada luminosidad que se espera de los nuevos tiempos y, al mismo tiempo, una parte de la fantástica lección interpretativa de Mercè Arànega. El trabajo de los tres intérpretes es irreprochable. Pep Cruz se encomienda a unos gestos muy eficientes para combatir la latinidad inconfundible de su figura y apropiarse con mucha autoridad de la agresividad nazi. Marta Angelat tiene una ajustada y difícil exhibición de expresividad, enormemente meritoria.