La búsqueda de Europa
HAY frases a las que el tiempo saca lustre. Como, por ejemplo, esta: “Europa está buscando, sabe que tiene en sus manos su propio futuro. Jamás ha estado tan cerca de su objetivo. Quiera Dios que no deje pasar la hora de su destino, la última oportunidad de su salvación”. Su autor es Robert Schumann, uno de los padres de la UE, que además fue ministro de Exteriores de Francia tras la II Guerra Mundial, así que conoció bien las dificultades de la empresa comunitaria y al mismo tiempo lo imprescindible de la iniciativa. Sin embargo, el sentimiento europeo declina en muchos países. Los estados intentan apoderarse de los logros de Europa, al tiempo que le cargan sus incapacidades. El referéndum británico sobre la pertenencia lo ganaron los contrarios a la unión con una sarta de mentiras y falsedades, reconocidas muchas de ellas por quienes las convirtieron en eslóganes. El propio Boris Johnson escribió un artículo donde advertía de los perjuicios para el Reino Unido que supondría la salida de la UE, dos días antes de apuntarse al Brexit a fin de debilitar a David Cameron.
Buena parte de los populistas europeos cargan contra una Europa que es parte de la solución y no del problema. Ciertamente, al continente le falta liderazgo político y pensamiento intelectual, pero aun así es el territorio más libre y con un Estado de bienestar más consolidado. El propio Schumann dijo que el primer pilar con que construir Europa debía ser la solidaridad para no repetir errores del pasado y cimentar un nuevo catálogo de valores. En el programa Salvados de Jordi Évole del pasado domingo pudimos ver los esfuerzos de la tripulación del Astral por salvar vidas humanas de las precarias embarcaciones que salen a diario de las costas de Libia. Cuando los náufragos eran recogidos, hablaban de Europa como la tierra prometida. Era emocionante ver con qué grado de esperanza se referían a la UE, en contraste con el desapego de tantos ciudadanos europeos.