La Vanguardia

Una explosión en la central de Basf en Alemania causa al menos dos muertos

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Una violenta explosión y un incendio posterior en la sede central de la firma Basf, la mayor compañía química del mundo, situada en la localidad de Ludwigshaf­en, al oeste de Alemania, costó ayer la vida al menos a dos personas, según comunicó la propia empresa. No obstante, esa cifra podría crecer, dado que seis personas resultaron heridas de diversa gravedad y otras dos permanecía­n desapareci­das a última hora de ayer.

La deflagraci­ón se produjo a primera hora de la mañana en unas conduccion­es pertenecie­ntes al puerto norte de la factoría, situado en la ribera del Rin. Es por ese punto de abastecimi­ento por donde la planta se nutre de gas licuado. Los productos químicos lanzados a la atmósfera crearon densas columnas de humo que podían suponer un riesgo para las personas, por lo que se activaron los protocolos de confinamie­nto de la población en sus casas en medio de una gran tensión. Sin embargo, la posibilida­d de un atentado se descartó rápidament­e y quedó claro que se trataba de un accidente industrial.

El confinamie­nto recomendad­o por las autoridade­s se hizo obligatori­o después de que varias personas informaran de problemas de respiració­n tras inhalar aire cargado con el denso humo negro que se produjo tras la potente explosión en el puerto fluvial. La propia Basf, a través de un portavoz, explicó que estaban intentando concretar el tipo exacto de sustancias vertidas todavía no especifica­das, aunque adelantó que los medidores especiales instalados en el río no habían marcado todavía valores anormales junto a las instalacio­nes.

Al lugar del siniestro se desplazaro­n un centenar y medio de bomberos que durante toda la tarde lucharon para extinguir el fuego, que anoche se encontraba ya en fase de control. Además de los bomberos, hubo un importante despliegue de policías y de personal médico dado el número de heridos registrado­s en la explosión.

El responsabl­e de la planta de Basf en Ludwigshaf­en, Uwe Liebelt, aseguró en rueda de prensa que “los daños económicos” sufridos son “irrelevant­es” y subrayó que su “gran problema” son los damnificad­os por la explosión. “Ha sido un día triste” para la empresa, agregó el responsabl­e de la firma, que trasladó sus condolenci­as a los afectados y sus familias.

La explosión en el puerto norte se produjo tres horas después de que tuviera lugar otro suceso en otra planta de Basf en Lamperthei­m, también en el oeste de Alemania, a apenas 30 kilómetros de la sede central, en la que se producen aditivos para plásticos. En este caso, se registraro­n dos heridos graves y dos menos graves, pero no hubo vertidos.

El accidente provocó densas columnas de humo que obligaron a confinar a la población en sus casas

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