Un protocolo garantiza el mismo trato del Ayuntamiento a todas las religiones
El cuarto teniente de alcalde, Jaume Asens, presentó ayer un nuevo protocolo destinado a garantizar que el Ayuntamiento de Barcelona trata del mismo modo a todas las confesiones religiosas presentes en la ciudad. Además, el gobierno municipal prevé mantener otro año la convocatoria de ayudas para la mejora de las condiciones de los centros y doblar la aportación, que será de 150.000 euros en el 2016 y la misma cantidad en el 2017.
El nuevo protocolo del Ayuntamiento no es una respuesta a una imperante discriminación institucional, sino un modo de asegurarse de que el proceder del Consistorio en sus relaciones con las diferentes entidades de carácter religioso se rige siempre por similares pautas. Hasta ahora, demasiadas cuestiones dependían de la discrecionalidad de los correspondientes funcionarios, y ello no casaba demasiado bien con la laicidad con la que pretende desenvolverse la administración local.
El teniente de alcalde Asens, por poner un ejemplo, detalló ayer que, cuando una entidad religiosa pedía poder hacer uso de un centro cívico, las condiciones en las que luego lo hacía dependían finalmente del criterio del director del centro cívico. El cobro de las tasas por ocupación del espacio público era otra de las cuestiones que no estaba clara. Ahora se establece que estos cobros se realizarán siempre y cuando la entidad en cuestión tenga algún ánimo de lucro, y la celebración que vaya a tener lugar no pueda considerarse una manifestación.
Este protocolo ha de ser una herramienta tanto para los trabajadores municipales como para las propias entidades. Asens también explicó que la demanda de peticiones para poder celebrar determinadas festividades fuera de los propios centros de culto habituales creció los últimos años de una manera muy importante. En estos momentos en Barcelona se cuentan 531 centros de culto de 21 tradiciones religiosas diferentes. Cerca de la mitad son católicos, pero entre el resto reina una gran variedad. Contrariamente a lo que aseguran muchas leyendas urbanas, los oratorios musulmanes apenas representan el cuatro por ciento del total, tantos como los budistas. Esta diversidad no se circunscribe a Ciutat Vella, sino que está presente en todos los distritos de la ciudad.