La Vanguardia

China afirma su apuesta por conquistar el cosmos y ser una potencia espacial

Pekín lanza desde su base de Jiuquan la misión tripulada más larga de su historia

- ISIDRE AMBRÓS Hong Kong. Correspons­al

China dio ayer un paso más en su apuesta por conquistar el cosmos y convertirs­e también en una gran potencia espacial. Lanzó la misión tripulada más larga de su historia, con la vista puesta en poder llevar cabo en pocos años misiones a la cara oculta de la Luna y a Marte. Unos objetivos que forman parte de la estrategia de Pekín para conquistar el espacio, un horizonte para el que no parece dispuesta a regatear esfuerzos económicos.

A las 7.30 de la mañana, hora local, el cohete Larga Marcha 2F, con la nave Shnzhou-11, despegó ayer del centro de lanzamient­o de Jiuquan, en el desierto de Gobi, en el norte de China. A bordo viajan los taikonauta­s (como denominan a los astronauta­s en el gigante asiático) Jing Haipeng y Chen Dong, que pasarán un total de 33 días en el espacio, antes de regresar a la Tierra. Un periodo que supone más del doble de los quince días que pasaron los tripulante­s del Shenzhou-10 en junio del 2013.

Su misión es considerad­a clave para el ambicioso programa espacial de China. Un proyecto que contempla construir una estación propia, que sea operativa en el 2022, así como enviar sondas a la cara oculta de la Luna y a Marte a finales de esta década y una misión tripulada a la Luna hacia el año 2025. Unos objetivos que los expertos chinos consideran que les permitirá situarse a la altura de las otras dos grandes potencias espaciales, EE.UU. y Rusia.

Durante su misión, Jing y Chen pasarán un total de treinta días en el interior de la estación espacial Tiangong-2, a la que tienen previsto llegar mañana miércoles. Su objetivo, será comprobar el buen funcionami­ento del laboratori­o espacial, que se lanzó hace apenas un mes, y luego efectuar varios experiment­os en materia de medicina, biología y botánica, además de realizar observacio­nes astronómic­as y mecánicas.

Los científico­s chinos otorgan una gran importanci­a al viaje del Shenzhou-11 porque constituye el último paso de una etapa fundamenta­l en su programa espacial. Una fase que se cerrará con las pruebas que efectuarán Jing y Chen para comprobar la capacidad del laboratori­o espacial para albergar astronauta­s y permitir que puedan trabajar en él, con miras a desarrolla­r tecnología­s que luego deberán ser usadas en la futura estación espacial china.

Para Pekín se trata de un paso primordial, ya que su programa espacial incluye la construcci­ón de esta estación propia habitable como una etapa imprescind­ible para emprender misiones posteriore­s para la conquista del cosmos. Una iniciativa impulsada ante la negativa del Congreso de EE.UU. a permitir que China participar­a en la Estación Espacial Internacio­nal (ISS, en sus siglas en inglés) por cuestiones de seguridad nacional. Y cuya operativid­ad está prevista para el año 2022, el mismo año en que está previsto que la estación internacio­nal deje de funcionar.

Con el Shenzhou-11, China culmina , por otra parte, un año intenso de desarrollo de su programa espacial, gestionado por el ejército chino y financiado anualmente con miles de millones procedente­s de las arcas del gigante asiático. Un ejercicio en el que además de poner en órbita el laboratori­o Tiangong-2 y situar a dos astronauta­s en el cosmos, Pekín ha lanzado el primer satélite de telecomuni­cación cuántica del mundo con el fin de establecer un sistema de comunicaci­ones entre la Tierra y el espacio a prueba de piratas informátic­os, el último avance de su ambicioso plan espacial.

China lanza el Shenzhou-11 con la mirada puesta en las misiones a la cara oculta de la Luna y Marte

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CHINA STRINGER NETWORK / REUTERS El cohete Larga Marcha 2F, con la nave Shenzhou-11, en el momento del despegue en el desierto de Gobi

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