El Congreso reprueba a Fernández Díaz sólo con el PP en contra
El ministro atribuye la iniciativa a la “obsesión del independentismo”
Las reuniones del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, con el exdirector de la Oficina Antifrau le costaron ayer la reprobación del Congreso. La sesión evidenció las dificultades del PP en esta legislatura.
Todos los partidos con representación en el Congreso, excepto el PP, votaron ayer a favor de la reprobación del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, por lo que calificaron como “una actitud antidemocrática”, en lo que respecta a las conversaciones grabadas en su despacho y mantenidas con el exjefe de la oficina antifraude de Catalunya. En estas conversaciones el ministro impulsó, según la oposición, la persecución de cargos políticos de los partidos soberanistas.
El asunto fue debatido y votado en la comisión de Interior del Congreso a iniciativa del PDECat, en una propuesta que incluía la petición, también aprobada con los mismos votos favorables, de cese del ministro lo que no parece preocupar “en absoluto” a Jorge Fernández Díaz, quien aseguró que “el mundo independentista está obsesionado” y le tiene como “la bestia negra”.
Con su investidura como presidente del Gobierno encarrilada para la próxima semana, Mariano Rajoy pudo ayer comprobar que esta legislatura le resultará muy difícil. Será una legislatura que habrá de gestionar día a día, muy lejos, en todo caso, de la tranquilidad parlamentaria que le proporcionó la mayoría absoluta de la que disfrutó entre el 2011 y el 2015. Las nuevas mayorías variables del Congreso, como la vista ayer en la comisión de Interior o la que la pasada semana aprobó la proposición de ley para la subida de las pensiones en el 2017, revelan la situación. El PP podrá, en unos casos, sacar adelante las iniciativas que logre negociar y que conciten diversos intereses más allá de las posiciones políticas de los partidos, como las dos iniciativas legislativas introducidas ayer: la reforma de la ley de Estabilidad Presupuestaria, y la reforma de la ley Electoral que pretende evitar que una eventual repetición electoral obligue a votar el día de Navidad.
Pero esas mismas mayorías, en otros casos, se volverán en contra de Rajoy de manera contundente, dispuestas a revocar buena parte de las políticas que el PP implantó durante su mayoría absoluta, como se comprobó la semana pasada en el mencionado caso de la actualización del poder adquisitivo de las pensiones.
Ayer mismo, la mMdel Congreso –de nuevo por una mayoría que sumó al PSOE, Podemos y Ciudadanos, frente al PP– rechazó los vetos que el Gobierno había presentado ante dos proposiciones de ley socialistas que reclaman, según explicó Rafael Simancas, “derogar la Lomce y las reválidas y poner fin a la explotación laboral de los trabajadores subcontratados”.
Ya por la tarde, en cambio, el pleno del Congreso aceptó la tramitación urgente de las citadas dos primeras reformas impulsadas por el PP en un año. En concreto, la reforma de la ley de Estabilidad, que permitirá que las comunidades autónomas puedan hacer sus presupuestos con un cierto desahogo económico, al tiempo que habilita al gobierno para fijar, aun estando en funciones, el límite de gasto; y la de la ley Electoral, que recortará las campañas en caso de repetición electoral.
En ambos casos, el PP contó con el apoyo, al menos, del PSOE y de Ciudadanos, para su admisión a trámite, si bien ayer el presidente de la formación naranja, Albert Rivera, adelantaba que su voto favorable a debatir la reforma electoral no presuponía su voto favorable en la votación de mañana. En concreto, en cuanto a la ley Electoral, PSOE y Ciudadanos pretenden rebajar a la mitad no sólo el tiempo de campaña sino también el tope de gasto para los partidos.
En este sentido, y con la perspectiva de una legislatura densa, no fue muy rentable para el Gobierno en funciones tratar de vetar una decena de proposiciones de ley del resto de grupos. Fue el propio Rivera el que consideró ilógico usar el argumento presupuestario para hurtar debates a la Cámara. Más contundente se mostró el portavoz de Unidos Podemos, Íñigo Errejón, quien señaló que “un gobierno no debería vetar discusiones en el parlamento, mucho menos un Gobierno en funciones”, una actitud que en su opinión revela que el PP “no entiende su relación con este Congreso, una relación que tiene que ser de diálogo, no de veto, ni de rodillo”, toda vez que Rajoy “será un presidente débil, de corto recorrido, sin mayoría en la calle ni en el Parlamento”.
Francesc Homs, de cuyo suplicatorio se votaba ayer la admisión a trámite, lamentó, en tal sentido, “ver un PSOE tan interesado por su propia situación y tan plegado a los intereses del PP” y señaló que si los socialistas salen de “su ensimismamiento, podríamos plantar cara de forma severa” al Gobierno del PP. Homs prometió que, superada la investidura, “vamos a hacer lo imposible para que esta legislatura sea un calvario para Rajoy: vamos a hacer que sea impracticable para el PP, no ya porque este sea lesivo para los intereses de Catalunya, sino porque entendemos que lo es también para España”.
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