Melania Trump
“Tengo dos niños en casa, uno mi hijo y otro mi marido”, dice la esposa de Trump en su defensa
ESPOSA DEL CANDIDATO REPUBLICANO
Melania Trump, demasiado ausente de la campaña de su marido tras publicarse los comentarios soeces sobre las mujeres del candidato republicano, calificó esas palabras de “charla de críos”. En la Fox dijo que él era un caballero.
A la aspirante a primera dama le ha llevado diez días salir en público a dar apoyo a su marido Reitera que todo es un montaje y reduce a “charla de niños” las frases lascivas, pero se calla qué le dijo a Trump
Salvo dos fugaces apariciones en público, en cada uno de los debates electorales, Melania Trump, de 46 años, estaba desaparecida desde el punto de vista intelectual. Por calificar de alguna manera su silencio en contraste con la incontinencia verbal y tuitera de su marido.
La esposa invisible tomó cuerpo este lunes en la CNN, y ayer en la Fox. Le ha llevado diez días salir en defensa de su pareja desde que se aireó la grabación a micrófono abierto en la que Donald Trump confesó al showman Billy Bush, en el 2005, que podía besar a mujeres sin invitación alguna y tocar sus genitales a discreción porque él era una estrella.
Lo que Trump calificó de “conversación de vestuario”, Melania lo actualizó y lo dejó en “charla de críos”, en las horas previas al tercer y definitivo cara a cara del nominado conservador con la demócrata Hillary Clinton, que se celebra esta noche en Las Vegas.
“A veces digo que tengo dos niños en casa”, sostuvo. “Uno es mi hijo pequeño y el otro es mi marido. Sé cómo hablan algunos hombres y es como lo veo”, dijo.
Todo lo que ha venido después es mentira. La retahíla de presuntas acosadas se debe a un montaje de la conspiradora Clinton, en consonancia con los medios liberales, “nunca han revisado sus pasados”. En su réplica se hizo eco del argumentario lanzado por el aspirante conservador.
Su voz no se había oído en meses. Había que remontarse a aquella jornada del pasado julio en la que el congreso republicano de Cleveland nominó a Donald Trump candidato a la Casa Blanca. Melania rindió entonces un sonoro tributo a la primera dama de Estados Unidos al plagiar párrafos del discurso que Michelle Obama pronunció en el 2008 dedicado a su marido, Barack.
“Le creo a él”, reiteró Melania durante la entrevista con Anderson Cooper de este pasado lunes.
Al margen de un comunicado, al poco de descubrirse la grabación soez y machista, los asesores del aspirante habían insistido a Melania para que compareciera. Según desveló ayer The New
York Times, Eric Trump y otros ayudantes de campaña trataron de que ella se sentara frente a las cámaras al estilo de Hillary Clinton en el programa 60 Minutes de 1992. En plena zozobra por las infidelidades del presidente, Bill Clinton, Hillary apareció a su lado y eso ayudó a estabilizar la situación. Por lo visto, Melania no mostró interés alguno en ello.
Se resistió a pesar de la que le está cayendo a Trump, descrito como un acosador de mujeres, da igual que sea en un avión, en un plató o en una oficina. Una y otra vez surgen casos en los que a él se le van las manos con rapidez hacia partes innombrables y su lengua, siempre tan desatada, busca bocas ajenas. Eso es lo que cuentan de él unas cuantas de sus supuestas víctimas, que han tenido el valor de dar un paso adelante sabiendo que les iba a perseguir la ira del depredador.
En The New Yorker, el biógrafo Harry Hurt III expresó la satisfacción de que, por fin, ha salido a la luz esta conducta. Hurt escribió en su volumen que la primera esposa de Trump, Ivana, lo acusó de violación en el pleito de divorcio. Luego se retractó y el biógrafo tuvo que incluir una rectificación. En el proceso judicial, Trump se remitió a la Quinta Enmienda (el derecho a no declarar contra uno mismo) para no responder a preguntas de sus adulterios.
Melania lo ve de otra manera, totalmente opuesta. Su marido es un caballero, cuya imagen ha sido atacada por razones políticas. Se mantuvo firme en ese mensaje, sin perder las compostura aunque le citaran las desagradables muescas dejadas por su marido.
“He visto a muchas mujeres que se acercan a él –añadió–, que le dan su número de teléfono y, ya sabes, quieren trabajar para él y ofrecen cosas inapropiadas. Y ellas saben que está casado”.
Pero esta compostura no impidió que se callara ante ciertas cuestiones. Por ejemplo, se guardó para ella los detalles de la conversación que mantuvo con Trump al saber de la grabación.
En cambio, le pareció bien que su marido se metiera con las mujeres que acusan a Bill Clinton. Lo comparó con que se utilicen sus desnudos de cuando ejercía de modelo. Se olvidó aclarar que esas imágenes las sacó New York
Post, propiedad de Rupert Murdoch, que está con Trump.