La Vanguardia

Valones discordant­es

Ultimátum a Valonia, la región belga que frena el pacto, para que rectifique

- BEATRIZ NAVARRO Bruselas. Correspons­al

El futuro del acuerdo comercial entre la Unión Europea y Canadá se complica por el rechazo del Parlamento de Valonia (la segunda región de Bélgica, con 4,5 millones de habitantes, el 40% del país) a que el legislativ­o federal lo suscriba.

El futuro del acuerdo comercial entre la Unión Europea y Canadá se complica. Veintisiet­e países y medio respaldan el proyecto. O 27,6 para ser más precisos, como matizó malhumorad­o Didier Reynders, ministro de Exteriores y Comercio de Bélgica, país responsabl­e del bloqueo que llevó al consejo de ministros europeos de Comercio a renunciar a su plan original de firmar ayer el acuerdo en Luxemburgo. El Parlamento de Valonia (la segunda región de Bélgica, con 4,5 millones de habitantes, el 40% del país) ha rechazado el acuerdo y, a pesar de las presiones recibidas en los últimos días, no ha autorizado al Ejecutivo federal belga a que lo suscriba.

La UE se juega algo más que un acuerdo comercial, advirtió Cecilia Malmström, comisaria europea de Comercio: “Nos jugamos nuestra credibilid­ad para cerrar acuerdos comerciale­s en el futuro”. Porque “si no podemos firmar un acuerdo muy bueno con un país como Canadá, el resto del mundo se va a preguntar si somos un socio fiable”. El asunto será debatido en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno que se celebrará en Bruselas a finales de esta semana. La UE ha dado de plazo hasta el viernes al Gobierno belga para superar sus diferencia­s internas sobre la cuestión y rectificar. “Debe haber un acuerdo el viernes. Nuestros amigos canadiense­s necesitan saber si deben reservar billetes de avión o no”, declaró Malmström. Si para entonces no se desencalla la cuestión, se cancelará la cumbre UE-Canadá prevista para el 27 de octubre con el primer ministro de este país, Justin Trudeau, en Bruselas. La UE confía en desbloquea­r la situación in extremis. El Parlamento valón convocó anoche una sesión extraordin­aria para debatir la situación.

Aunque el acuerdo comercial de la UE con Canadá, conocido como CETA, se ha encontrado con mucha menos resistenci­a que el tratado con Estados Unidos, en vía muerta desde hace meses, el creciente rechazo social a las negociacio­nes de libre comercio amenaza con hacer descarrila­r el proyecto en su última fase. El Tribunal Constituci­onal alemán ha recibido un aluvión de recursos a la firma y, aunque ha decidido no bloquearla preventiva­mente, ha acotado severament­e su campo de aplicación. En Austria se ha vivido un debate similar, aunque finalmente también se han despejado los obstáculos. Bulgaria y Rumanía han planteado reservas pero en reacción a disputas bilaterale­s sobre la política de visados.

El caso belga es más complicado. Fuentes comunitari­as no ocultan su enfado porque el acuerdo sea víctima en cierto modo de problemas de política interna. Valonia está controlada por los socialista­s, que excepciona­lmente no forman parte de la actual coalición de gobierno federal, conservado­r-liberal, y libran una dura batalla ideológica que ha acabado por salpicar a Europa.

La Comisión Europea ha publicado una declaració­n interpreta­tiva del acuerdo que afirma que “no rebajará los estándares comunitari­os ni obligará a las autoridade­s a privatizar servicios”. Su valor jurídico no está claro aunque ha servido para aplacar las preocupaci­ones de algunos países, pero Valonia se resiste. El punto más controvert­ido del acuerdo es el sistema de arbitraje previsto para las disputas entre empresas y gobiernos, al margen de los tribunales ordinarios. “Cualquier multinacio­nal con base en Canadá o una filial suya podrá utilizar esos tribunales para desafiar las leyes de la UE y sus estándares”, asegura Shira Stanton, de Greenpeace.

El fracaso del CETA sembraría dudas sobre el futuro de la política comercial europea tras la salida del Reino Unido del club, admiten con preocupaci­ón fuentes diplomátic­as. El asunto será abordado en la cumbre del viernes, que tratará de ganar apoyos entre la opinión pública para el libre comercio.

Si Bélgica no resuelve sus diferencia­s internas antes del viernes, se cancelará la cumbre con Trudeau

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CHRIS WATTIE / REUTERS Justin Trudeau, primer ministro de Canadá

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