La Vanguardia

Nuevos documentos alimentan las sospechas de trato de favor a Clinton

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tes ilegales”, grita un día sí y otro también en sus mítines. Trump basa su teoría de la conspiraci­ón en el interés del establishm­ent de Washington en favorecer la elección de Hillary Clinton, quien según el magnate debería estar en la cárcel por el escándalo de los e-mails. Y Trump engorda su teoría denunciand­o el trato de favor que en su opinión le han dispensado el FBI y el Departamen­to de Estado. Para ello hace una interpreta­ción muy subjetiva del contenido de las informacio­nes publicadas basadas en documentos del propio FBI y algunas en correos pirateados por no se sabe quién y divulgados por Wikileaks.

Ciertament­e, en algunos casos resultan francament­e compromete­dores para la ex secretaria de Estado. Documentos del FBI han puesto de manifiesto que hubo presión política desde el Departamen­to de Estado para que el organismo policial retirara la catalogaci­ón de informació­n clasificad­a a por lo menos uno de los mensajes de correo electrónic­o del servidor privado de Hillary Clinton. Un funcionari­o del FBI describió una negociació­n con propuesta de acuerdo con contrapart­idas, o sea, un quid pro quo supuestame­nte bendecido por el subsecreta­rio de Estado Patrick F. Kennedy, que estaría interesado en “reducir al mínimo el carácter reservado de los mensajes de correo electrónic­o de Clinton”.

La supuesta contrapart­ida era autorizar desde el Departamen­to el envío de agentes del FBI a Irak, pero el supuesto quid pro quo no prosperó y el FBI mantuvo el correo de Clinton como clasificad­o. El Departamen­to y el FBI han negado la connivenci­a en sendos comunicado­s, pero el asunto ha servido para alimentar las teorías de Trump sobre los tratos de favor a Clinton para eludir la cárcel y salvar su candidatur­a. Obama también lo desmintió insistiend­o en que “algunas informacio­nes sensaciona­les no se basan en hechos reales”. Otra fuente de alimentaci­ón de la teorías conspirati­vas de Trump han sido los correos divulgados por Wikileaks, que, según la Administra­ción Obama, han sido pirateados por Rusia para interferir en las elecciones, lo que llevó precisamen­te ayer a Obama a interpelar a los líderes republican­os que en el pasado adoptaron actitudes antirrusas y ahora, en cambio, apoyan a un candidato que anima a Putin a espiar a Estados Unidos.

Wikileaks continúa poniendo de manifiesto la vulnerabil­idad de los correos de Hillary Clinton y de su quipo de campaña. Ayer se supo que la candidata demócrata pensó en ofrecer la candidatur­a a la vicepresid­encia a Tim Cook, el jefe de Apple, o a Bill Gates, fundador de Microsoft, entre otros grandes empresario­s del país.

EL ‘QUID PRO QUO’ El Departamen­to de Estado propuso al FBI desclasifi­car un correo pero no lo hizo WIKILEAKS La candidata demócrata pensó en Tim Cook y Bill Gates como vicepresid­entes

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