Seducir al turismo cultural
HACE ya más de veinte años, dentro del programa “L’aventura de llegir”, el Ayuntamiento de Barcelona puso en marcha una oferta de rutas literarias que rápidamente gozó de una excelente acogida. Se trataba de favorecer la aproximación a las obras y los autores recorriendo los escenarios que les sirvieron de inspiración. Los dedicados a la estancia de Machado, la literatura del mar, autoras de la ciudad, Verdaguer, Mercè Rodoreda o George Orwell figuran entre los más destacados. Las rutas literarias barcelonesas, gestionadas por el Consorci de Biblioteques, consolidaron un modelo de divulgación pionero en España y premiado por la Federación Internacional de Bibliotecarios (IFLA).
Ese modelo se ha ido ampliando con iniciativas privadas como las dedicadas a novelas superventas (rutas de La
sombra del viento o La catedral del mar), y se ha extendido a distintas comarcas y municipios catalanes. Las rutas literarias forman parte de la oferta, destinada a seducir al turismo cultural, que se promoverá este fin de semana en la Feria de Frankfurt, el mayor punto de encuentro mundial del sector del libro. Una iniciativa encomiable, en la onda de la reciente designación barcelonesa como ciudad literaria de la Unesco.
En el debate sobre la regeneración de la presencia turística en Barcelona, se ha señalado a menudo la importancia de que el turismo low cost se vea superado por uno de mayor nivel adquisitivo. Pero también es fundamental captar a un turismo de mayor nivel cultural. Resulta innegable que Gaudí y la arquitectura modernista, el Museu Picasso, el Barri Gòtic y otros puntos estelares de nuestro patrimonio ya constituyen para numerosos visitantes un factor clave a la hora de decidir su visita. Al igual que festivales musicales como el Sónar. Pero creemos que puede potenciarse mucho más el turismo de cultura difundiendo, como va a hacerse ahora en Frankfurt, lo que Barcelona ofrece en este campo, en términos que resulten apetecibles.
Países como Holanda y Bélgica, ciudades como Viena, se han posicionado como destinos obligatorios del turismo cultural a través de una adecuada mercadotecnia de sus grandes exposiciones. Madrid publicita en toda España su oferta artística y su festival de otoño. La capital catalana, por su parte, ofrece al visitante ópera y todo tipo de música, teatros, galerías, grandes exposiciones, literatura... Pero no las difunde lo bastante internacionalmente. La oferta turística genérica de la Barcelona monumental puede y debe complementarse con la promoción de sus programas culturales, que, aunque dañados por la crisis y mejorables en ciertos aspectos, constituyen un conjunto potente y atractivo.