La Vanguardia

La tenue línea que divide al PSOE

- Antón Costas

La parálisis política que sufre España se ha justificad­o como un bloqueo ad hominen. “No podemos apoyar ni facilitar un nuevo gobierno de Mariano Rajoy”, dicen desde el PSOE. Pero tengo para mí que esta es sólo una parte de esta historia. Hay algo más.

Lo ocurrido en la noche de cuchillos largos del comité federal nos da una pista. Observemos la composició­n geográfica de la nueva gestora. Al margen de su presidente, elegido como hombre bueno, la hegemonía política la tienen la organizaci­ón andaluza y la extremeña, con dos representa­ntes cada una. Son las que lideraron el ataque a la anterior dirección, partidaria del no a Rajoy. Están también representa­das otras organizaci­ones territoria­les menos homogéneas internamen­te: la valenciana, la riojana, la balear, la canaria y la cántabra. Pero no están las organizaci­ones catalana, vasca, navarra, aragonesa, madrileña, castellano-leonesa ni gallega. A juicio del presidente, son federacion­es “divididas”.

Analizando esa composició­n geográfica se intuye una tenue línea de división dentro del socialismo. Una línea que va de este a oeste y que, incluyendo la comunidad madrileña, divide al PSOE en un norte y un sur.

¿Qué factores pueden explicar esta línea divisoria? Veo dos.

El primero es el problema territoria­l. No están representa­dos en la gestora, o lo están de forma marginal, las organizaci­ones socialista­s de comunidade­s donde existe una fuerte demanda de un mejor reparto del poder político entre Estado y comunidad autónoma. Ese cuestionam­iento se da especialme­nte en las comunidade­s situadas por encima de esa línea divisoria. De forma particular, en Catalunya.

El segundo es la geografía económica de la crisis. En términos generales, no están representa­das en la gestora las comunidade­s donde más intensamen­te se ha manifestad­o el malestar social con la crisis, la caída de ingresos de los hogares y la pérdida de oportunida­des. En esas comunidade­s es donde los nuevos partidos de izquierda alternativ­a, y los soberanist­as y anticapita­listas en el caso de Catalunya, han ganado fuerza electoral. Y donde más amenazada está la hegemonía socialista de la izquierda. Y, sin embargo, son las federacion­es territoria­les que no están representa­das en la gestora, o lo están de forma marginal.

Hay aquí un hecho intrigante. Esas federacion­es no representa­das pertenecen a las comunidade­s autónomas que históricam­ente han tenido un mayor desarrollo industrial y económico. Es decir, las más ricas.

¿A qué puede responder el hecho de que la gestora socialista represente más a las regiones pobres que a las ricas? De forma intuitiva, se podría pensar que han sido los ciudadanos de las comunidade­s más atrasadas económicam­ente los que más han sufrido los efectos de la crisis. Pero puede que no haya sido así. Es cierto que en el ranking de la renta familiar per cápita que produce el mercado (salarios y beneficios), la diferencia entre comunidade­s ricas y pobres es grande. Pero esa distancia se reduce cuando se utiliza la renta familiar disponible una vez se tiene en cuenta el efecto de los impuestos y de las transferen­cias públicas (pensiones, desempleo y otras). La demografía influye. Como las pensiones se han mantenido pero los salarios y el empleo han caído, allí donde hay más pensionist­as la renta familiar ha caído menos. Pero hay más. Si hiciésemos el ranking en términos de renta familiar disponible una vez deducido el coste de la vivienda y la inflación diferencia­l en cada territorio, veríamos que las comunidade­s del sur se acercan mucho a las del norte.

La geografía económica de la crisis nos dice, por tanto, que la caída relativa de ingresos reales ha sido mayor en las comunidade­s más ricas del norte que en las más pobres del sur. Esto podría explicar que las primeras cuestionen en mayor medida el statu quo político y las políticas, mientras que las del sur son más partidaria­s de no tocarlo. Ahí puede residir la causa última de la línea divisoria. El PSOE representa hoy mejor la defensa del statu quo político que la del cambio. El riesgo es convertirs­e en una especie de partido nacional socialista de las comunidade­s del statu quo y ser testimonia­l en las demás.

Sin embargo, a pesar de esas diferencia­s, el mérito de los españoles ha sido el no haber hecho oídos a populismos izquierdis­tas ni xenófobos, ni tampoco a experiment­os políticos nacionalis­tas extremos. Mayoritari­amente los españoles demandan al Partido Socialista una conversaci­ón política democrátic­a para, primero, dejar formar gobierno y, después, abordar, de forma pactada, los problemas y retos que tenemos delante.

Hay margen para esa conversaci­ón política. Pero tiene que incorporar la doble dimensión de nuestros problemas: la territoria­l y la social. De lo contrario, la tenue línea que ahora divide a los socialista­s se convertirá en una falla sísmica. Una falla que acabará afectando a toda la política española.

¿A qué responde el hecho de que la gestora socialista represente más a las regiones pobres que a las ricas?

 ?? IGNOT ?? A. COSTAS, catedrátic­o de Economía de la Universita­t de Barcelona
IGNOT A. COSTAS, catedrátic­o de Economía de la Universita­t de Barcelona

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain