La Vanguardia

Una voz de los sesenta

JOAN MARIE JOHNSON (1944-2016) Cantante estadounid­ense

- PABLO CUBÍ

Pocos recuerdan ya a las Dixie Cups, un trío femenino que en los sesenta parecía que se iban a convertir en un fenómeno equivalent­e a lo que dos décadas después serían las Destiny’s Child de Beyoncé. Se las recuerda sobre todo porque en 1964, en un momento en el que los Beatles estaban acaparando las listas de éxitos y abriendo la invasión musical británica de Estados Unidos, supieron desbancarl­os con un tema,

Chapel of Love, que se coló en lo más alto y logró vender millones de copias.

Al frente del trío estaba Joan Marie Johnson, una joven de Nueva Orleans que llevaba cantando con sus primas, las hermanas Barbara y Rosa Hawkins, desde que eran compañeras de colegio. Bajo el nombre de las Meltones, fueron a un concurso que organizaba un empresario cazatalent­os. Así llegaron a contactar con dos productore­s de Nueva York, Jerry Leiber y Mike Stoller, que habían trabajado con grandes, como Elvis Presley. Vieron potencial en las chicas.

El siguiente paso, como era habitual en la época, era prefabrica­rles un éxito que pudieran radiar insistente­mente en las principale­s emisoras. Contactaro­n con un prestigios­o matrimonio de compositor­es, Ellie Greenwich y Jeff Barry, que habían creado éxitos como Da Doo Ron Ron y Be my baby para el productor Phil Spector. Tenían un nuevo tema, Chapel of

love, que ya habían probado con otro trío, las Ronettes, y a Spector no le había convencido.

Las chicas de Nueva Orleans hicieron su versión y tampoco pareció gustar a la pareja de productore­s. Pero en el estudio estaba un socio, un promotor de conciertos, George Goldner, que sí apostó por el tema. Tenía buenos contactos Fue una de las Dixie Cups, un trío femenino que se coló en lo más alto en pleno fenómeno Beatles en el mundo de la mafia, así que sabían que el tema iba a moverse. Le dejaron hacer.

El otro problema era el nombre. Meltones tenía que cambiarse, porque ya había otro grupo que se llamaba así. Stoller fue el que propuso el de Dixie Cups (las copas sureñas). Bajo ese nuevo nombre empezaron a promociona­r el disco la primavera de 1964 y ascendiero­n rápidament­e a los primeros puestos en un año apoteósico. Los Beatles acababan de enlazar I want to hold your hand, She loves

you y Can’t buy my love en el número uno. Las Dixie Cups destronaro­n a Love me do y tuvieron que llegar I get around de los Beach Boys y A hard day’s night, de nuevo de los Beatles, para que perdieran posiciones.

Chapel of love vendió más de un millón de copias sólo en Estados Unidos y fue un éxito en medio mundo. Sus siguientes sencillos fueron decepcione­s. Hasta que las chicas probaron Iko iko, un tema tradiciona­l del carnaval de Nueva Orleans que Joan Marie Johnson había aprendido de su abuela. Cantado prácticame­nte a capela, las devolvió a los primeros puestos en 1965. Pero fue también su canto del cisne.

Leiber y Stoller nunca acabaron de creer en el grupo y tras otro fracaso rompieron el contrato. Al año siguiente, mientras empezaban en otra discográfi­ca, la Paramount, a Johnson le diagnostic­aron una rara enfermedad celular y dejó el grupo. El resto de su vida trabajó para una compañía de telecomuni­caciones.

Sin embargo, el tiempo no ha hecho daño a Chapel of love ni a Iko

iko. Pese a su innegable aire ingenuo, las canciones se han demostrado muy comerciale­s y duraderas por encima de las modas.

Joan Marie murió el pasado 5 de octubre, a los 72 años.

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DAVE MARTIN / AP

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