Crespo dice que el caso Gürtel es un montaje del juez Garzón contra el PP
Un montaje. Esto es el caso Gürtel para Pablo Crespo, el segundo del cabecilla de la red, Francisco Correa. La declaración de Crespo fue una completa negación de hechos. Él no hizo nada ni sabía nada de los negocios ilícitos de su exjefe. Es cierto que le ayudaba en todo, pero como un mero ejecutor de sus órdenes, según sus manifestaciones. Y si en algún momento hubo base –y desde luego que la hubo– para sentarle en el banquillo, fue porque el exjuez Garzón le sacó las tripas –es decir, las confesiones– después de tenerle tres días en un calabozo inmundo, que “parecía de la edad media”. Todo ello, además, en un ambiente enrarecido en las relaciones entre el Gobierno socialista de la época y el PP, lo que le llevó a decir que dio crédito a los rumores de que Rubalcaba, entonces ministro del Interior, había organizado un grupo policial para buscarle las vueltas y trapos sucios a los populares.
Hasta aquí, en esencia, el contenido de la declaración de Crespo ayer en la Audiencia Nacional. Unas manifestaciones que en todo momento parecieron estar muy preparadas, con la perspectiva que da el tiempo. Y la ayuda del propio Correa, quien a lo largo de su declaración ya asumió en bloque la responsabilidad por los delitos cometidos en la gestión de las empresas de Gürtel, al afirmar que sus empleados y trabajadores se limitaron a seguir sus instrucciones. Crespo, en todo caso, fue algo más. Fue hombre de confianza del cabecilla de la red.
Es cierto que los antiguos calabozos de la Audiencia Nacional eran muy deficientes, según reconocían los propios jueces, antes de las recientes obras de remodelación. Y también lo es que las escuchas de Garzón le costaron su inhabilitación como juez. Pero a partir de ahí, si Crespo tiene que comparecer como acusado en el juicio de Gürtel no es sólo por las circunstancias de su detención y puesta a disposición judicial. El acusado dijo ayer que el exjuez le tuvo detenido y esperándole tres días mientras estaba “cazando”, un episodio que también dio mucho que hablar en su momento. Pero frente a ello está toda la documentación recogida por la Fiscalía Anticorrupción. Ahí figuran muchos contratos presuntamente irregulares. Por la gestión de estas relaciones comerciales con las administraciones públicas, la Fiscalía solicita para Crespo un total de 85 años de prisión, acusándole de más de diez delitos.
Rubalcaba, a su vez, replicó ayer a Crespo con una cita de Borges. “El rencor de un hombre tan minuciosamente vil –escribió el exministro en Twitter– importa un elogio”.