“Con un Donald basta”
Gobiernos e instituciones europeas recelan de Trump y confían en una victoria de Clinton
Pocas veces las preferencias europeas sobre las elecciones presidenciales de Estados Unidos han estado tan claras como en esta ocasión pero, tratándose de la primera potencia del mundo, los gobiernos e instituciones se han guardado mucho de decirlo en voz alta. Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, ha encontrado una manera de expresarlo con humor: “El último comentario de mi mujer: ‘¡Con un Donald basta!’”, escribió hace unos días en la red social Twitter.
Sólo Viktor Orbán, el ultranacionalista primer ministro de Hungría, le ha llevado la contraria y ha proclamado sus simpatías por el candidato republicano, Donald Trump. La preferencia europea por su rival, la demócrata Hillary Clinton, es abrumadora. Y aunque algunos diplomáticos advierten que después de haber fallado en pronosticar el Brexit, conviene ser precavidos, su victoria se da por descantada. Los desafíos que supondría para la UE la llegada a la Casa Blanca de Clinton, van desde un endurecimiento de la posición de Estados Unidos frente a Rusia que rompa la unidad europea, o el conflicto palestino-israelí, a su falta de entusiasmo por el acuerdo comercial transatlántico. Son sin embargo “problemas menores” respecto a lo que puede suponer la victoria de Trump, apunta una fuente europea. La relación transatlántica cambiaría por completo.
“Aunque a menudo Trump se contradice a sí mismo”, advierte el analista Jeremy Saphiro, “hay tres pilares en su idea de política exterior a los que nunca ha renunciado. El primero es la idea de que América tiene muy malos acuerdos de seguridad con sus aliados”. En 1987 Trump publicó una carta a toda página en el The New York Times para explicarlo; entonces citaba a Japón y Arabia Saudí, ahora la aplica a los países europeos y la OTAN, de cuyos compromisos parece dispuesto a renegar. Los europeos, en especial al Este, empiezan a hacerse a la idea de que también una victoria de Clinton les obligará a invertir más en su propia defensa.
El segundo pilar de Trump en política exterior es que “el enfoque americano hacia el libre comercio ha empobrecido a los trabajadores americanos y debilitado a Estados Unidos” (si es elegido, sería el fin de las negociaciones para un acuerdo de comercio e inversiones con la UE). Y el tercero, que “siendo un líder fuerte puede llegar a mejores acuerdos con personalidades autoritarias que cooperando con sus aliados europeos”, afirma Saphiro, exconsejero del Departamento de Estado, en un análisis para el European Center for Foreign Relations.
Rosa Balfour, directora en funciones del German Marshall Fund en Bruselas, aconseja a Europa sacar lecciones de lo que está pasando en Estados Unidos porque “está pasando también en Europa y tiene consecuencias para la integración europea y la gobernabilidad. Van a ser unas elecciones muy divisivas para el país y es posible que próximamente Estados Unidos miré más adentro que afuera, y preste menos atención a Europa, que deberá hacer más por defender su seguridad”, concluye Balfour.