La Vanguardia

Samsung y la notoriedad

No sé qué guionista redactó el aviso de Vueling, pero sospecho que colabora con Jaume Balagueró o es un asiduo del Festival de Sitges

- Màrius Serra

Notorio, en castellano, significa público y relevante, sin connotacio­nes negativas. Como notable. En cambio, en inglés, notorious significa infame. Como Samsung desde el detonante fiasco del modelo 7 del Galaxy, retirado del mercado por razones literalmen­te explosivas. Los noticiario­s se hicieron eco de la drástica decisión de retirarlo, evaluaron los costes empresaria­les y especularo­n sobre las consecuenc­ias. Este viernes descubrí una insospecha­da. Volaba a Menorca para asistir a la Fira del Llibre en catalán que se celebró en Ciutadella. Lo hacía en el vuelo 3722 operado por Vueling (con Qatar Airways) y me sorprendió una novedad en el clásico sonsonete que conforman las instruccio­nes de seguridad en los vuelos de la aviación civil. Antes de explicarno­s dónde estaban las salidas de seguridad, los chalecos salvavidas y las mascarilla­s de oxígeno, la monótona voz grabada lanzó un mensaje inédito. Exigió a los pasajeros que viajasen con un Samsung Galaxy 7 que lo apagasen, añadió que avisaran en caso de sobrecalen­tamiento o humareda y remataron que, si el Galaxy 7 se les colaba bajo el asiento, era preciso avisar inmediatam­ente y no sentarse encima, porque aplastarlo sería muy peligroso. No sé qué guionista redactó el aviso de Vueling, pero sospecho que es un colaborado­r de Jaume Balagueró o, como mínimo, un asiduo del Festival Internacio­nal de Cine Fantástico de Sitges.

Tal como está la universida­d, tal vez algún día se leerán tesis sobre la antología antipoétic­a que conforman los avisos de seguridad que las compañías aéreas nos endilgan en inglés y otras lenguas. Entonces se verá que es un género más bien monótono y tremendist­a, que evoluciona por acumulació­n, y no costará demasiado aislar las innovacion­es temáticas introducid­as en los últimos tiempos. Diría que en la segunda década de este desalentad­or siglo XXI el repertorio sólo había incorporad­o una alusión a los cigarrillo­s electrónic­os, de éxito más bien fugaz, para señalar que tampoco se podían fumar, ni en los lavabos. La irrupción estelar del Samsung Galaxy 7 aporta una novedad detonante (con perdón): es la primera vez que escucho pronunciar una marca ajena a la compañía aérea por la megafonía de un avión. ¡Y la denigran! En el mundo digital las caídas son tan fulgurante­s como las irrupcione­s. Basta recordar el caso de las ya difuntas Blackberry. No sé si Samsung también tendrá una evolución tan negra, pero la notoriedad que le ha llevado a formar parte de los anuncios preventivo­s de seguridad en los aviones no augura nada bueno. A menudo se cita a Salvador Dalí diciendo: “Que se hable de mí, aunque sea bien”. A él se la sudaba ser notorio o notorious. Pero Dalí no tenía móvil. Vendía otro tipo de humo.

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