La oposición da pocas esperanzas a los presupuestos de Colau
Los primeros contactos ya apuntan la cuestión de confianza como alternativa para aprobar las cuentas
El gobierno de la alcaldesa Ada Colau inició ayer las negociaciones con los grupos de la oposición a fin de encontrar los apoyos que le hacen falta para sacar adelante los presupuestos municipales del año que viene. Comunes y socialistas lo tienen muy complicado. Su objetivo es aprobar las cuentas del 2017 de un modo ordinario gracias al apoyo de los concejales de ERC y la CUP, tenerlo todo listo a finales de año. Pero sus supuestos aliados naturales se harán mucho de rogar. El republicano Jordi Coronas aseguró ayer que antes sentarse a hablar de las cuentas exigen al gobierno que se termine de cumplir “todo lo pactado en el pasado”. Se referió de este modo al puesta marcha del metro en la Zona Franca y al traslado de la Modelo, dos aspectos que ya están recogidos en la propuesta del gocumento bierno, que presenta un volumen de inversiones por valor de 430 millones de euros (un 8% más que el año pasado), entre los que hay 6 para el traslado del centro penitenciario y 23 para el ramal de la línea 9. Además, ERC pide a la alcaldesa Colau y a los socialistas que sus colegas en el Parlament colaboren con el Govern para que los presupuestos de la Generalitat salgan adelante. Es lo que los republicanos denominan “reciprocidad”. El segundo teniente de alcalde, el socialista Jaume Collboni, respondió que hasta ahora nadie había supeditado las cuentas municipales a las de la Generalitat. “No hay precedentes”. Y encima María José Lecha, de la CUP, anunció que en la reunión que tendrán hoy con el gobierno les explicarán que no negociarán mientras los antidisturbios de la Guardia Urbana sigan “su represión contra prostitutas y manteros”.
El primer y el segundo teniente de alcalde, Gerardo Pisarello y Collboni, presentaron su propuesta a primera hora de la tarde. Y en sus alocuciones dedicaron tanto empeño en dejar claras sus ganas de hablar con todas las fuerzas políticas como en subrayar las bondades de sus cuentas. “Estamos aquí para abrir un diálogo destinado a mejorar la vida de los vecinos de la ciudad –dijo Pisarello nada más sentarse–, para proponer un diálogo abierto a todos los grupos. Este do- es un punto de partida”. BComú y PSC, siguió el primer teniente de alcalde, proponen un incremento del gasto corriente de un 4,7%, superando los 2.500 millones de euros. El gobierno asegura que su objetivo es intensificar la lucha contra las desigualdades sociales y la pobreza, así como reactivar la economía. “Este Ayuntamiento tiene una buena salud económica –agregó el socialista–. Es una administración saneada que puede hacer mucho por la reactivación económica. Los grupos de la oposición tienen ahora la oportunidad de pasar de las palabras a los hechos”.
Pisarello y Collboni se reunieron ayer 45 minutos con los representantes de CiU Joaquim Forn y Sònia Recasens. Pisarello también habló media hora con Ciutadans. No son datos irrelevantes. Las recientes conversaciones sobre las ordenanzas fiscales con los grupos más conservadores se saldaron con unos cuantos mensajes de WhatsApp y poco más. Luego los grupos de la oposición frenaron los impuestos municipales, e iniciaron conversaciones para derrocar a Colau. El gobierno se reunirá también hoy con el PP. BComú y PSC necesitan poner fin a su imagen de soledad, de incapacidad para alcanzar acuerdos con los demás. Aun así el convergente Forn puso en duda “la voluntad real” del gobierno de negociar sus cuentas. Insinuó que toda esto no es más que una representación, que al final la alcaldesa se someterá a una cuestión de confianza para sacar adelante sus cuentas. En ese caso, además de la imposibilidad del gobierno de llegar a acuerdos, también quedará patente las dificultades de la oposición para articular una alternativa.